viernes, 3 de agosto de 2012

APRENDIENDO DE LOS CAMBIOS


Lectura del día (2 agosto):
 Génesis 12:1-9

«Después, Abram siguió su viaje por etapas hasta llegar a la región del Neguev» (Gén.12:9).

     Cuando Dío y yo estábamos de novios, habíamos acordado adquirir una casa para no tener que vivir alquilados.  Reunimos todo lo que pudimos e hicimos una boda sencilla en el área externa del templo en donde los invitados estuvieron inclusive de pie.  Fue una ceremonia muy hermosa, pero a la vez muy sencilla.  Creo que la mayoría de los hermanos de nuestra iglesia central la recuerdan. 
      A pesar de nuestro esfuerzo, la compra no llegó a un final feliz, así que tuvimos que alquilar un apartamento.  Lo conseguimos justo al lado de nuestro pastor y su familia.  Realmente me sentí muy consentida allí a pesar de que la casa tenía sus problemas.  Al poco tiempo, debimos mudarnos nuevamente y en solo 4 años nos mudamos más de seis veces.  Yo estaba muy agotada y ya teníamos a Melody con nosotros.  No me atrevía a desempacar nada, cada vez que llegaba a un lugar nuevo, lo dejaba todo en cajas por si acaso.  Créanme que también pasamos el Neguev y Egipto y hasta despedimos a un Lot que había en la familia y tuvimos luego que rescatarlo.  Pero la palabra de Dios a nuestras vidas se cumplió en un pacto que habíamos hecho con el Señor y llegó la recompensa.  Hace 12 años que no hemos tenido que mudarnos.  ¡Gloria a Dios!
      El punto es que vivir por etapas resulta a veces difícil.  Para los seres humanos resulta incómodo tener que aceptar cambios en la vida.  No es fácil adaptarse y pasar por procesos.  Abraham tuvo que pasar por esta experiencia para poder ver el pacto de Dios cumplido en su vida.  No olvidemos que incluso experimentó un desenfoque con Agar (Gén.16). 
      La promesa de Dios para Abraham estaba íntimamente ligada a su sacrificio:  «Deja a tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.  Haré de ti una nación grande y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición» (v.1-2). 
      Casi siempre este pasaje los relacionamos al llamado de Dios en el ministerio, pero creo que además de esto, es una enseñanza a que aprendamos a vivir cada etapa y a aceptar cambios.  Abram debió mudarse y eso no era nada fácil. Viajó y caminó bastante con todo lo que tenía, gente y bienes, y eso implicaba un esfuerzo tremendo.  ¡De solo imaginarlo hasta me da vueltas la cabeza!  Cualquiera diría que eso era una locura y seguramente muchos a tu alrededor dicen lo mismo cuando esperas en el Señor y su promesa.   Pero él obedeció la voz de Dios y no solo eso, sino que levantó un altar al señor en adoración (v.7).   Pasó una etapa de hambre y aunque se desvió del camino huyendo a Egipto, Dios obró en su favor con misericordia al usar al faraón para reprenderlo y volverlo a seguir el camino.  Vemos en los siguientes capítulos de Génesis el proceso de prueba que tuvo que pasar, pero todas esas aflicciones son etapas, que si perseveramos en fe, resultan incomparables con la gloria venidera (Romanos 8:18). 
      ¿Estamos dispuestos a vivir los tiempos de cambios?  ¿Estás viendo lo que sucede a tu alrededor como etapas, hasta ver las promesas de Dios cumplidas?  ¡Ojalá que así sea!  Ora al Señor y pídele que te ayude a aceptar las etapas y cambios alrededor de tu vida.  Que te ayude con su Espíritu Santo a vivirlas en fe, sabiendo que el galardón vendrá y que te cambie a ti ante las circunstancias o el medio si no han de cambiar.  Dios puede glorificarse grandemente aun en medio del sacrificio y las pruebas. 


                                                                       Dios te bendiga.

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