Lectura
del día (2 agosto):
Génesis 12:1-9
«Después, Abram siguió su viaje por etapas
hasta llegar a la región del Neguev» (Gén.12:9).
Cuando Dío y yo estábamos de novios,
habíamos acordado adquirir una casa para no tener que vivir alquilados. Reunimos todo lo que pudimos e hicimos una
boda sencilla en el área externa del templo en donde los invitados estuvieron
inclusive de pie. Fue una ceremonia muy
hermosa, pero a la vez muy sencilla.
Creo que la mayoría de los hermanos de nuestra iglesia central la
recuerdan.
A pesar de nuestro esfuerzo, la compra no
llegó a un final feliz, así que tuvimos que alquilar un apartamento. Lo conseguimos justo al lado de nuestro
pastor y su familia. Realmente me sentí
muy consentida allí a pesar de que la casa tenía sus problemas. Al poco tiempo, debimos mudarnos nuevamente y
en solo 4 años nos mudamos más de seis veces.
Yo estaba muy agotada y ya teníamos a Melody con nosotros. No me atrevía a desempacar nada, cada vez que
llegaba a un lugar nuevo, lo dejaba todo en cajas por si acaso. Créanme que también pasamos el Neguev y Egipto
y hasta despedimos a un Lot que había en la familia y tuvimos luego que
rescatarlo. Pero la palabra de Dios a
nuestras vidas se cumplió en un pacto que habíamos hecho con el Señor y llegó
la recompensa. Hace 12 años que no hemos
tenido que mudarnos. ¡Gloria a Dios!
El punto es que vivir por etapas resulta
a veces difícil. Para los seres humanos
resulta incómodo tener que aceptar cambios en la vida. No es fácil adaptarse y pasar por
procesos. Abraham tuvo que pasar por
esta experiencia para poder ver el pacto de Dios cumplido en su vida. No olvidemos que incluso experimentó un desenfoque
con Agar (Gén.16).
La promesa de Dios para Abraham estaba íntimamente
ligada a su sacrificio: «Deja a tu
tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande y te bendeciré;
haré famoso tu nombre, y serás una bendición» (v.1-2).
Casi siempre este pasaje los relacionamos
al llamado de Dios en el ministerio, pero creo que además de esto, es una
enseñanza a que aprendamos a vivir cada etapa y a aceptar cambios. Abram debió mudarse y eso no era nada fácil. Viajó
y caminó bastante con todo lo que tenía, gente y bienes, y eso implicaba un
esfuerzo tremendo. ¡De solo imaginarlo
hasta me da vueltas la cabeza! Cualquiera diría que eso era una locura y
seguramente muchos a tu alrededor dicen lo mismo cuando esperas en el Señor y
su promesa. Pero él
obedeció la voz de Dios y no solo eso, sino que levantó un altar al señor en
adoración (v.7). Pasó una etapa de
hambre y aunque se desvió del camino huyendo a Egipto, Dios obró en su favor
con misericordia al usar al faraón para reprenderlo y volverlo a seguir el camino. Vemos en los siguientes capítulos de Génesis
el proceso de prueba que tuvo que pasar, pero todas esas aflicciones son
etapas, que si perseveramos en fe, resultan incomparables con la gloria
venidera (Romanos 8:18).
¿Estamos dispuestos a vivir los tiempos de
cambios? ¿Estás viendo lo que sucede a
tu alrededor como etapas, hasta ver las promesas de Dios cumplidas? ¡Ojalá que así sea! Ora al Señor y pídele que te ayude a aceptar
las etapas y cambios alrededor de tu vida.
Que te ayude con su Espíritu Santo a vivirlas en fe, sabiendo que el
galardón vendrá y que te cambie a ti ante las circunstancias o el medio si no
han de cambiar. Dios puede glorificarse
grandemente aun en medio del sacrificio y las pruebas.
Dios te bendiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario