Lectura del día:
Salmos 147
Él
envía su palabra a la tierra; Velozmente corre su palabra. (Salmos
147:15)
Un amigo productor de T.V. estuvo de
cumpleaños. Me dio mucho trabajo elegir
un regalo para él porque pensaba: “Ya debe tener mucho de esto, y aquello, y
esto otro. ¡Tiene de todo!”. Entonces sentí como la voz de Dios en mi interior
me decía: “¿Y la palabra de Dios… La tiene?”.
Luego me di cuenta de que seguramente todo lo material podía llegarle
como regalo de cumpleaños, más no lo más importante para su vida: La palabra
santa y alentadora de aquel que lo amaba más que nadie”.
Así que me dirigí a una tienda de artículos
cristianos y encontré una simple y sencilla taza ejecutiva de tomar café que
decía: “ CONFIANZA… Confía en el Señor
con todo tu corazón… Proverbios 3:5”, además de una Biblia contada en forma de amenas
historias, escrita por dos reconocidos autores cristianos. Envolví gustosamente mi regalo y se lo dejé
en la oficina. Luego le pedí a la
persona que le lleva el té o café que se lo sirviera siempre en esa taza (¡Osada!,
¿no?).
El salmo 147 declara todas las
grandezas y magnificencias de nuestro Dios y nos insta a alabarle por todos sus
beneficios: reconstruye, restaura, cubre y venda heridas, extiende su mano a
los pobres, da alimento aun a los animales, y se deleita y complace con los que
le temen. Entonces, ¿Por qué no compartirlo? Pero algo interesante es que
envía su palabra a la tierra y esta corre a toda prisa. ¿Y qué de nosotros sus hijos? ¿Hacemos correr su palabra a toda prisa por
todos los medios que hay?
!Bendiciones!
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