Lectura: Números 22
Entonces
Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho,
que me has azotado estas tres veces?
(Números 22:28).
Es curioso lo que
tengo hoy para compartir, sin embargo creo que también es importante. ¿Cuántos de nosotros ha tenido un animal en
casa, al que hemos amado, cuidado y protegido?
En la familia hemos tenido dos perritas chiguaguas. Ellas, junto a los demás animales de la casa,
han sido de mucha alegría para nosotros.
A ambas los hemos perdidos en circunstancias no muy agradables, ya que a
Lolita, un Pastor Alemán la atacó fuertemente y a Vivi, justamente hoy la hemos perdido producto de un accidente.
Habíamos luchado
mucho con ella, pues hace más o menos dos meses sufrió un trauma cerebral. Persistimos en su cuidado y Dios proveyó unos
chicos veterinarios que aportaron mucho en su recuperación. Vivi estaba hermosa y rozagante y también muy
enamorada de un chiguagua vecino. Salió a la calle tempranito para ver a su
Romeo, pero al bajar, un vehículo la atropelló.
Tengo que confesar
que no soy una fanática al extremo de los animales, ni pertenezco a ningún
movimiento, pero también creo son dignos de cuidado, amor, protección y
consideración, así como de nuestro agradecimiento, pues al igual que nosotros,
son creación de Dios. Un perro, por ejemplo,
ayuda en la vigilancia de la casa y sirve de alarma. Un gato, elimina las plagas; un caballo es un
medio de transporte y carga. Muchos nos
sirven de sustento. Los animales han sido creados por Dios y cumplen
un fin y un propósito. Cuando Dios los creó pensó lo siguiente: “Y vio Dios que era bueno” (Gen. 1:25) También dice en Salmos 50:10 “Porque
mía es toda bestia del bosque, y los
millares de animales en los collados”.
Balaam llevaba su
asna para una labor equivocada. La asna
se resistió y Balaam le pegó fuertemente.
El ángel de Dios abrió la boca del animal para que pudiera reclamarle por
lo que había hecho. Esto claro que tiene
una connotación acerca de la maldición que el profeta iba a proferir en contra
de Israel, lo cual Dios mismo evitó, pero también pienso en la gran cantidad de
animales que son maltratados por sus dueños y aun aquellos que andan en las
calles y la gente maltrata sin razón
alguna. Cuando visité Perú, me conmovió
ver como la gente se preocupa por abrigar a los animales de la calle en época de
invierno. Tienen centros de veterinaria
por todos lados y no recuerdo haber visto a alguno que no tuviera abrigo y
chullo.
Pienso que la
llamada del Asna a su amo Balaam sirve de reflexión para los seres humanos que
maltratan a los animales. Al igual que a
nosotros, Dios los creó y vio que era bueno.
Dios le dio al hombre la capacidad de enseñorearse sobre ellos, pero no
la luz verde para maltratarlos.
En honor a Lola y a Vivi, pido a Dios que abra los corazones de los hombres y mujeres
para que agradezcan la bendición que él ha dado con los animales. Nos alimentan, nos sirven de apoyo y carga,
nos dan gozo y alegría, compañía y protección en muchos casos. No hay que llegar a la exageración, pero sí
debemos tratarlos con consideración y con humanidad.
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