miércoles, 29 de agosto de 2012

UNA GRAN BENDICION EN BETEL


Lectura del día:  Génesis 28

"Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero" (Gen. 28:19).

Dios había hecho una promesa a Jacob, a través de un sueño.  Había prometido que no lo dejaría solo y que le iba a bendecir.
La Biblia dice que Jacob tuvo miedo.  En tres circunstancias se habla del miedo de Jacob. Esta primera está relacionado al sueño de las escaleras en Betel,  al reconocer que Dios estuvo allí.   
¿Por qué tuvo miedo?  En este caso, creo que era un temor natural y reverente a la presencia de Dios.  Salmos 114:7 dice:  "A la presencia de Jehová tiembla la tierra, a la presencia del Dios de Jacob".  Una escalera es algo que conecta y evidentemente el Señor estaba haciendo una conexión con Jacob.  
Hoy en día el Señor utiliza una vía para conectarse con los seres humanos, la cual es casa de Dios y puerta del cielo, llamada Iglesia, pero no solo me refiero al grupo de personas que la conforman (que es aplicable) sino al espacio físico destinado para la reunión del grupo. No obstante, hay muchas personas que tienen mucho miedo a este lugar. Hay temor reverente y hay temor de espanto.  Hay personas que tienen miedo de la presencia de Dios, de que su poder les sea manifiesto.
Cristo es el camino y su iglesia es una escalera o vía que nos conecta.  Dios no vino al lugar porque la tierra era sagrada sino que se hizo sagrada porque Dios vino a visitar a Jacob en sueños en aquel lugar.  Bet-el significa "Casa de Dios"; Podemos notar que antes de la aparición en el sueño, era simplemente un "cierto lugar" (Verso 11) en el que Jacob decidió pernoctar porque ya se oscurecía  y necesitaba dormir.  Hasta ese momento este era un lugar común y corriente de la zona cuyo nombre anterior era "Luz", que dicho sea de paso significa "lugar de revelación".  En esa tierra común y corriente, Dios se le revela y pasa a ser entonces Casa de Dios y puerta del cielo.  
Dios habita en nuestros corazones y el corazón y la vida deben ser un Betel siempre, sin embargo, no todos los lugares que visitamos y en los que permanecemos nos ayudan a mantener una vida como un Betel.   Solo la unidad con el cuerpo de Cristo, la iglesia, nos mantiene en un constante estado de comunión (Por lo menos ese es su trabajo permanente).  ¿Se ha revelado Dios a tu vida?  ¿Hay algún lugar en el que hayas sentido la presencia y el poder de Dios de forma genuina?  
Yo agregaría que también la iglesia es el lugar donde puedes tener sueños visitados por Dios.    Dice la Biblia que Jacob soñó y a través de ese sueño se le manifestó la gracia y la promesa de Dios.   Hay muchas personas que andan soñando y soñando pero no dejan que sus sueños Dios los intervenga.  ¿Qué sueñas para tu vida?  ¿Cuáles son tus objetivos, tus deseos?   ¿Están siendo tus sueños visitados o intervenidos por la presencia de Dios? 
 Es también en Betel donde se recibe una grande bendición.  La promesa de Dios para Jacob se manifestó en ese lugar, así que él se levantó, ungió la piedra que utilizó de cabecera y la levantó por señal.  Allí Jacob construyó un pequeño santuario como señal del pacto entre él y Dios.  Jehová le dijo:  "Te bendeciré y estaré contigo, te guardaré por dondequiera que fueres, no te dejaré".  La iglesia es un lugar en donde podemos confirmar pactos con Dios.  La presencia de Dios es manifiesta en todo y cualquier lugar, pero no siempre nos dejamos nosotros acompañar de ella.  
Jacob exclamó:  "Ciertamente Dios habita en este lugar y yo no me había dado cuenta" (Verso 16) y dice que tuvo miedo diciendo !Cuán terrible es este lugar! Pero no terrible por ser un lugar malo, sino que lo que quiso decir fue !Cuán imponente es este lugar!  Así es la la casa de Dios:  !Imponente!  Por eso las puertas del Hades no prevalecerán en su contra (Mateo 16:18) y aún así hay personas que pasan por su frente o por sus puertas sin darse cuenta de que la presencia de Dios está allí; no lo saben.
Dios es quien edifica la iglesia por su visita y presencia en el lugar.  Cristo es la piedra angular que edifica como lo dice el Salmo 118:22 y Mateo 21:42;  y qué curioso que Jacob puso su cabeza precisamente sobre una piedra, la cual luego ungió y levantó, tal como Cristo fue ungido y levantado luego en la cruz del calvario como señal.  No es tal curiosidad, sino que son los propósitos de Dios cumplidos a la perfección en una cronológica secuencia sin igual.
Entonces ¿Por qué tenerle miedo a la casa de Dios?  ¿Por qué temerle a la manifestación de su presencia?  Ojalá que el temor que esté en tu corazón sea aquel reverente y de reconocimiento  de su poder que es el que da sabiduría y no propiamente de susto o cobardía, ya que ese miedo te aleja de su presencia, en la cual hay delicias y plenitud de gozo.  Te invito a que puedas llegar a ese lugar, ese Betel, recostar tu cabeza en la piedra que es Cristo Jesús y conectarte con Dios.   Levántate y sube a Betel, casa de Dios y puerta del cielo; de seguro que tienes una bien cerca.  



viernes, 24 de agosto de 2012

CONSIDERACION A LOS ANIMALES


Lectura: Números 22


Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam:  ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces? (Números 22:28).

Es curioso lo que tengo hoy para compartir, sin embargo creo que también es importante.  ¿Cuántos de nosotros ha tenido un animal en casa, al que hemos amado, cuidado y protegido?  En la familia hemos tenido dos perritas chiguaguas.    Ellas, junto a los demás animales de la casa, han sido de mucha alegría para nosotros.  A ambas los hemos perdidos en circunstancias no muy agradables, ya que a Lolita, un Pastor Alemán la atacó fuertemente y a Vivi, justamente hoy la hemos perdido producto de un accidente.
Habíamos luchado mucho con ella, pues hace más o menos dos meses sufrió un trauma cerebral.  Persistimos en su cuidado y Dios proveyó unos chicos veterinarios que aportaron mucho en su recuperación.  Vivi estaba hermosa y rozagante y también muy enamorada de un chiguagua vecino.  Salió a la calle tempranito para ver a su Romeo, pero al bajar, un vehículo la atropelló.
Tengo que confesar que no soy una fanática al extremo de los animales, ni pertenezco a ningún movimiento, pero también creo son dignos de cuidado, amor, protección y consideración, así como de nuestro agradecimiento, pues al igual que nosotros, son creación de Dios.  Un perro, por ejemplo, ayuda en la vigilancia de la casa y sirve de alarma.  Un gato, elimina las plagas; un caballo es un medio de transporte y carga.  Muchos nos sirven de sustento.   Los animales han sido creados por Dios y cumplen un fin y un propósito. Cuando Dios los creó pensó lo siguiente:  “Y vio Dios que era bueno”  (Gen. 1:25) También dice en Salmos 50:10 “Porque mía es toda bestia del bosque, y los  millares de animales en los collados”.
Balaam llevaba su asna para una labor equivocada.  La asna se resistió y Balaam le pegó fuertemente.  El ángel de Dios abrió la boca del animal para que pudiera reclamarle por lo que había hecho.  Esto claro que tiene una connotación acerca de la maldición que el profeta iba a proferir en contra de Israel, lo cual Dios mismo evitó, pero también pienso en la gran cantidad de animales que son maltratados por sus dueños y aun aquellos que andan en las calles y la gente  maltrata sin razón alguna.  Cuando visité Perú, me conmovió ver como la gente se preocupa por abrigar a los animales de la calle en época de invierno.  Tienen centros de veterinaria por todos lados y no recuerdo haber visto a alguno que no tuviera abrigo y chullo. 
Pienso que la llamada del Asna a su amo Balaam sirve de reflexión para los seres humanos que maltratan a los animales.  Al igual que a nosotros, Dios los creó y vio que era bueno.  Dios le dio al hombre la capacidad de enseñorearse sobre ellos, pero no la luz verde para maltratarlos.
En honor a Lola y a Vivi, pido a Dios que abra los corazones de los hombres y mujeres para que agradezcan la bendición que él ha dado con los animales.  Nos alimentan, nos sirven de apoyo y carga, nos dan gozo y alegría, compañía y protección en muchos casos.  No hay que llegar a la exageración, pero sí debemos tratarlos con consideración y con humanidad.

martes, 21 de agosto de 2012

LIBRADO DE LA MANO DE LOS IMPIOS


“Mas tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; Mi gloria, y el que levanta mi cabeza” (Salmos 3:3).

En uno de los servicios del día domingo en la iglesia, mientras ministraba las alabanzas, el Señor trajo a mi boca un clamor desde el corazón, haciéndome recitar el Salmo 3.  Sentía un fuego dentro de mí que me hacía repetir:  “Más tú Jehová eres escudo alrededor de mi, mi gloria y el que levanta mi cabeza.  No temeré a diez millares de gente, que pongan sitio contra mí”.  Fue una experiencia que confieso luego olvidé durante el día.  Sin embargo, no me daba cuenta que el Señor me hacía declarar estas palabras para mi propia protección y la de mi familia.  Me estaba preparando mental y espiritualmente.
Al día siguiente  —lunes—, salí en horas de la tarde con mi hija mayor a hacer unas diligencias.  Mi esposo salió junto a las dos pequeñas y todos los perros de la casa a pasear por el parque y montar bicicleta.  Nuestra querida Juana, se quedó sola haciendo sus quehaceres como de costumbre.  Más tarde, sonó el teléfono y unos hombres haciéndose pasar por agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte le informaron que yo había tenido un grave accidente y que había atropellado a una mujer y su hija.  Le dijo que la niña había muerto y que me estaban encaminando hacia el palacio de la Policía Nacional.
Juana estaba desesperada, aunque no quería creer la historia, parecía convincente.  Los hombres le citaron su nombre y el mío por completo y le describieron el tipo de vehículo que tengo.  Ellos estaban enterados de nuestros datos y posiblemente se percataron de que mi esposo había salido con los animales.  Lo siguiente que le solicitaron fue que para “ayudarme” buscara prendas, computadoras y dinero u otros objetos de valor, que los colocara en un sobre y que en unos diez minutos estarían frente a mi casa para recogerlos, supuestamente por orden mía.  Le dijeron que yo no podía hablar porque estaba prohibido, pero que ellos me estaban haciendo ese favor.  Las rodillas de Juana se quebraron y su mente estaba nublada.  En su mente clamó a Dios pidiendo sabiduría y el Señor trajo a su boca la siguiente declaración a estos hombres:  “Ellos son cristianos y los cristianos no hacen este tipo de cosas”.  Así que colgó el teléfono y llamó a mi hermano, el cual casi nunca está en su casa, pero esta vez, al segundo timbrazo contestó la llamada y así pudo ella salir de la duda. 
Nada había sucedido y todo era una trampa para entrar a robar, pero el Señor en su bondad, abrió la mente y el corazón de Juana para darse cuenta de la maldad de estos hombres y de sus maquinaciones.  Al instante, mi hermano se comunicó conmigo para prevenirme y yo llamé a mi esposo y le previne también de la situación.  En ese momento, me preocupé mucho, pensando que alguien podía estar acechando mi familia para hacernos daño.  Pero Dios trajo a mi mente la mañana del domingo mientras ministraba y como puso en mi boca el salmo 3.  Entonces, la paz que sobrepasa todo entendimiento me cubrió y doy gloria a Dios porque él es el escudo alrededor de mí y de mi familia, nuestra gloria es él.  Como dice el Salmo,  no temeré a quien quiera poner sitio en nuestra contra.  Clamo con mi voz a Jehová y él me escucha desde su monte santo.  Esa noche dormí muy plácidamente, porque yo despierto cada mañana porque él es quien me sustenta con la diestra de su justicia y sustenta a mi familia.  Por eso digo: “Levántate Jehová, sálvame Dios mío; Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla; Los dientes de los perversos quebrantaste.  La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición.  Él guarda las almas de sus santos; de mano de los impíos los libra ¡Aleluya!

lunes, 20 de agosto de 2012

ENFRENTANDO LA ENVIDIA DE OTROS

“Nos hemos dado cuenta de que el Señor está contigo —respondieron—. 
Hemos pensado que tú y nosotros debiéramos hacer un pacto, 
respaldado por un juramento. 
Ese pacto será el siguiente:  Tú no nos harás ningún daño, 
ya que nosotros no te hemos perjudicado, 
sino que te hemos tratado bien y te hemos dejado ir en *paz. 
¡Ahora el bendecido del Señor eres tú!” 
(Gén.26:28)


Ahora estoy disfrutando de mi café, y luego de leer este pasaje veo que la historia se repite con Isaac, solo que Dios pudo detenerlo a tiempo de seguir hasta Egipto.  Isaac repite la misma acción con Rebeca, tal como Abraham con Sara.    
Abimelec se da cuenta de que Rebeca era la esposa de Isaac y no su hermana como había dicho, entonces emite una orden para que ningún ciudadano del pueblo se acerque a Isaac y Rebeca para procurar su mal.  Pero la envidia no se hace esperar.  Debido a que Isaac había prosperado en gran manera, Abimelec le pide a Isaac lo siguiente: “Aléjate de nosotros”.  Es en ese campo de acción que Dios muestra su fidelidad hacia su promesa y su palabra y le dice a Isaac: No temas, que yo estoy contigo. 
¿Alguna vez en la vida has tenido que sufrir tan terrible actitud por parte de otros?  ¿O quizás tú mismo te has llenado de envidia en alguna ocasión?  A pesar de lo sucedido, la actitud de Isaac nos deja varias enseñanzas.  
Lo primero es que el hambre lo lleva a moverse por voluntad propia y se encuentra en un lugar que aparentemente es bueno, pero que más tarde le trajo un problema. No obstante, la fidelidad de Dios hace que Isaac salga de allí y se mueva conforme a como Dios le había mandado.
Lo segundo es que no discutió con Abimelec ni con sus hombres, no hizo resistencia ni se dejó llevar por sentimientos de lucha y de justicia.  No combatió contra Abimelec y los pastores del área sino que simplemente se retiró de aquel lugar revestido de envidia y hubo una separación entre la actitud de Isaac y la de aquellos filisteos.  Ciertamente Isaac tuvo que ir moviéndose de un pozo a otro hasta encontrar aquel lugar de libre espacio que Dios tenía para él.  En Beerseba, en gratitud a la prosperidad que Dios le había dado a pesar de las circunstancias, Isaac  construyó un altar e invocó el nombre del Señor.
¿Estás padeciendo persecución por envidia?  No te muevas a pleito, no combatas.  Muévete hacia la presencia de Dios e invoca su nombre y verás que encontrarás ese espacio donde Dios te hará prosperar y donde hallarás esa agua fresca que él tiene para ti.  Santiago 4 dice: “Combates y luchas, pero no tienes lo que deseas, porque no pides, y no recibes porque pides mal, para tu propio deleite” (1-3).  
El corazón de Isaac se encontraba en completa calma a pesar de los ataques de aquellos hombres.  Abimelec  se dio cuenta de que la bendición que Isaac tenía no venía solo de su propia mano sino que Dios estaba en el asunto.  El resultado no se dejó esperar:  Abimelec terminó humillándose ante Isaac y tuvo que  —en buen dominicano—  pedirle “cacao”, pues le solicitó hacer pacto (V.28). ¡Tremendo, ¿no?! 
  La tercera enseñanza que puedo ver es que Dios recompensa en dignidad a aquellos que se esperan en él.  A Isaac le fue devuelta su dignidad frente a aquellos que lo habían desechado.  Su actitud sigue siendo extraordinaria, pues en vez de vengarse y decirles: “Váyanse de aquí, yo tengo el poder y Dios está conmigo.  ¿Ustedes ven? Son ustedes lo que necesitan de mí”, hace todo lo contrario:  prepara un banquete y hace compromiso de paz con Abimelec.  ¿Resultado?  El agua fresca que buscaban fue hallada  y otro nuevo pozo le fue dado en bendición. 
No te impacientes si hay personas a tu alrededor que te desechan o te envidian por las bendiciones que Dios te ha dado.  Más bien, espera en el Señor y muévete según su paz.  Clama a él e invoca su nombre.  Aquellos que te escarnecen, serán los mismos que se acercarán a pedirte que intercedas delante de Dios en su favor y que compartas con ellos tu bendición.  Terminarán reconociendo que  "El bendecido del Señor, eres tú!".

viernes, 17 de agosto de 2012

MUJER DE CARACTER

Lectura del día: Génesis 24

“Luego Isaac llevó a Rebeca a la carpa de Sara, su madre, y la tomó por esposa.  Isaac amó a Rebeca, y así se consoló de la muerte de su madre”.
 (Génesis 24:67)

Es imposible dejar de comentar este relato de la Biblia.  Todos los predicadores y estudiosos de la palabra de Dios han comentado acerca de este maravilloso episodio en la vida de Isaac.  Muchos lo han relacionado con la escogencia de una esposa o esposo mediante una señal departe de Dios, otros lo aplican en los mensajes sobre el yugo desigual y otros simplemente hablan del amor en base a la fe y la decisión, lo cual para mí es acertado.  Pero esta vez, no quiero seguir comentado acerca de lo que todos hemos escuchado  o leído, sino que quiero compartir algunos puntos que me llaman la atención acerca de la persona de Rebeca.
Rivkáh, nombre en hebreo de nuestro personaje, era una joven pariente de Abraham. Era su sobrina-nieta. Su nombre se desprende de un significado extraordinario y muy relacionado al hecho que le sucedió en su juventud.  Rivkáh significa la que encadena con deseo y se refiere a una cuerda o nudo corredizo que no es fácil de desatar, utilizado para atar los ganados, pero los ganados gordos, deseados y de buena calidad.  Es una palabra aplicada a aquello que atrae por su belleza, por lo que podemos deducir que Rebeca era una mujer muy hermosa.
Después de todo lo acontecido en el camino con las señales, Rebeca se dirige a su casa junto al criado de Abraham.  Allí se comienza a tejer su futuro. Dios mismo lo había concebido.  La madre y hermano de Rebeca habían solicitado al criado que partiera y dejara a la joven en la casa por diez días, probablemente para prepararla y hacer algunos arreglos.  Sin embargo, la respuesta de Rebeca es determinante en el asunto.  Al preguntarle si quería irse con el criado, ella contestó sin titubeos:  Sí.    
Rebeca se fue, y en el camino Isaac sale al encuentro.  Al levantar la vista y verlo, se cubrió el rostro con su velo, denotando ser una joven de honra, es decir, que era una mujer que guardaba también las disciplinas que se le habían enseñado.  Pero lo que más me llama la atención es lo siguiente:  “Isaac amó a Rebeca”.  Ese amor denota tiempo, es como si estuviera diciendo: Isaac no tenía corazón más que para ella.  Lo que quiere decir es que en todos los años que estuvo a su lado, Rebeca se hizo amar.  ¡Maravilloso!  Una mujer que conquistó el corazón de su marido, al punto de que ocupó la carpa de su suegra (fallecida), lo cual en la costumbre judía (no en la nuestra, por si acaso), era un símbolo de respeto y distinción.  ¿Cómo lo logró?  ¿Qué fue lo que hizo? 
Rebeca demostró ser una mujer de carácter, lista para lo que le esperaba.  Una jovencita de tan solo aproximadamente 15 años, tomando una decisión sin precedentes.  Iba a ser la nueva matriarca, sucesora de Sara y por eso las cualidades eran importantes: Hermosa, de carácter y pura (virgen).  Pero también podemos ver en ella su servicio y diligencia (Gén.24:20)  Todo lo que hizo con el siervo de Abraham, lo hizo sin condiciones ni quejas.  Recordemos que había muchas mujeres buscando el agua en el pozo en ese momento, pero ella fue la que hizo el acto de misericordia.  Era una mujer sumamente educada y cortés, y eso se nota en la manera de contestar en cada uno de los versos del relato.  No se dejaba deslumbrar por lo material, pues cuando recibió los regalos (Gen.24:22) no se inmutó sino que fue Labán quien se fijó en esos presentes valiosos.  Fue motivo de gozo y consuelo para su marido: “Y se consoló Isaac…”(v.67).  Erar una mujer de iniciativa, lista para la labor que en cualquier momento tenía que desempeñar.  No le preocupaba en lo absoluto el nuevo estilo de vida.  Seguramente que en su casa como soltera estaba feliz, no tenía necesidades y además tenía criadas y nodrizas, sin embargo, no reflejó temor al cambio.  Este es un ingrediente de fe y de decisión basada en la confianza plena en la voluntad de Dios para su matrimonio.
La reflexión que Dios trae a mí es la siguiente: ¿Estoy yo como esposa dispuesta a someterme a la voluntad de Dios?  ¿Estoy tomando las decisiones del hogar con firmeza?  ¿Cómo ha sido el trato hacia mi esposo durante todos estos años? ¿Estoy siendo diligente y misericordiosa, servicial y de buena presencia ante sus ojos? ¿Cumplo con el rol que Dios ha establecido para mí como mujer? ¿Soy para él de consuelo en los momentos difíciles;  y de gozo y alegría para su vida?  El deseo de Dios para cada matrimonio cristiano es que se construya la entrega y servicio del uno para con el otro.  Dice Josh McDowell que la definición de amor es “cuidar y proveer”.  Es como darse uno mismo por entero al otro (Amando como se ama al propio cuerpo).  De esa forma, reflejamos también a Jesús en nuestra vida y en nuestro hogar. Que el Señor nos fortalezca, para que cada día ganemos el corazón de nuestros esposos.

viernes, 10 de agosto de 2012

PAGANDO EL JUSTO PRECIO

Lectura del día:  Génesis 23


Entonces Abraham se convino con Efrón, y pesó Abraham a Efrón el dinero que dijo, en presencia de los hijos de Het, cuatrocientos siclos de plata, de buena ley entre mercaderes (Gén.23:16).


¿A quién no le gusta que le regalen algo?  Hay un dicho popular que dice:  “A quien no le dan, que no coja”.  Pero hay cosas por la que es necesario pagar el precio, sobre todo si son de mucho valor.
Abraham se ve frente a la triste noticia de que Sara, su esposa, había fallecido.  Murió en Hebrón, en la tierra de Canaán, y Abraham hizo duelo y lloró por ella.  
Necesitando un lugar para darle digna sepultura, fue a hacer negocios con los hititas.  Para los del área, Sara era realmente una princesa.  Podríamos decir que debido a la influencia que tenía y su belleza incomparable, era una mujer considerada especial.  Ellos declaran a Abraham como un príncipe poderoso entre ellos (V.6) y estaban ofreciendo gratuitamente a Abraham un espacio para sepultarla.  Abraham estaba interesado en un lugar específico: La Cueva de Macpela.  La razón por la que quería ese lugar no se revela en las escrituras; hay muchas leyendas judías alrededor de esa compra, pero lo cierto es que Macpela podemos verla como un inicio de la posesión que Dios había prometido a Abraham y a su descendencia.  Abraham hace un acto de redención, comprando el terreno.  Vivía en ese lugar como extranjero, pero este simple acto marcó el comienzo de la historia de un pueblo.  Una nación grande, tal como Dios lo había prometido.
Creo que este acto es una tremenda representación de la redención que Jesús hizo.  Nos compró a precio de sangre.  Pagó con su vida y al aceptar el pago, pasamos a ser posesión suya.  Pero también es un llamado de reflexión acerca de lo que recibimos.  No todo se recibe, aunque sea de buena fe.  Muchas veces tenemos que pagar el precio para poder tener el total y absoluto derecho.  Hay personas que con su buena fe quieren ayudarte a resolver problemas, ya sea de matrimonio, de estudios, de compra y venta, de trámites de viajes etc, pero al no pagar el precio, tarde o temprano ese bien o beneficio te puede ser quitado.  Dios es un Dios justo.  Por ejemplo:  “Pero divórciate y cásate con mi hermana y luego recibes los papeles de residencia”, “Pero pasa con mi carnet del seguro, después de todo no tiene foto”, “Pero ven a vivir para acá, que después nos casamos”, y así, vamos recibiendo una serie de ofrecimientos y bienes que tarde o temprano nos dejan en la calle o desnudos.
Abraham estaba convencido de que debía pagar el precio, pues era la única forma de demostrar que lo que había recibido realmente le pertenecía.    La cueva de Macpela dejó de ser de los hititas y pasó a ser propiedad de Abraham y su familia.  Allí están los primeros patriarcas enterrados, es un precio pagado que ha perdurado por miles de años.  Esa cueva además le dio el derecho sobre los árboles y los límites de alrededor.  Fue una transacción completamente legal que además se hizo pública y en presencia de testigos, porque nada que se hace de manera ilegal puede ser publicado. 
Paguemos el precio.  Jesús lo pagó por nosotros en la cruz y Dios desea que andemos en rectitud, pues es la única forma de decir: tengo el derecho, porque he pagado el precio. 

jueves, 9 de agosto de 2012

TITUBEAR VS. LA VOLUNTAD DE DIOS

Lectura de día:  Génesis 19

"Como Lot titubeaba, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y los sacaron de la ciudad, porque el Señor les tuvo compasión. Cuando ya los habían sacado de la ciudad, uno de los ángeles le dijo: —¡Escápate! No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte del valle. Huye hacia las montañas, no sea que perezcas." (Gén.19:16-17).


      Titubear.  Es una palabra sin duda desagradable.  Cuando hablamos de titubeos, nos referimos a las cosas que traen dudas, cosas que nos hacen vacilar o detenernos para elegir entre una opción u otra.    A veces titubeamos al comprar algo, al ir de un lugar a otro, pero en la vida cristiana muchas veces hemos sido vacilantes en cuanto a lo que Dios nos pide.
      Los ángeles del Señor habían llegado a Sodoma para destruirla, pues  la justicia clamaba delante de la presencia de Dios debido a la maldad de la ciudad.  Lot, sobrino de Abraham, sin duda era un hombre temeroso que adoraba a Dios.  Ciertamente sufría por toda la inmoralidad y el pecado que veía.  Era un hombre misericordioso, pues rogó a aquellos dos hombres que posaran en su casa, seguramente para protegerlos de los ciudadanos, ya que conocía hasta dónde eran capaces de llegar.  Pero cuando llegó la hora de la verdad, Lot se detuvo en medio de dos caminos.  Es muy fácil juzgar la acción de Lot, porque diríamos:  Pero si dos ángeles me visitan y me dicen eso, salgo corriendo y listo; sin embargo, esta es una acción muy común de los seres humanos.  Dígame usted si alguna vez no ha vacilado.  Es más, los creyentes vacilamos con cosas tan obvias como:  ¿Voy a la iglesia hoy sí o no? ¿Ofrendo esta cantidad sí o no? ¿Leo la Biblia y oro ahora sí o no?   ¿Debo ir a este lugar sí o no?, ¿Me voy en rojo sí o no?, total, todos los hacen.  ¿Dejo esta relación ilícita sí o no?  
      Pero Dios, en su misericordia, tuvo prácticamente que sacarlo a empujones. Le dijeron los ángeles dos palabras:  !Apúrate! y !Escápate! para que no perezcas.  Lot estaba convencido de lo que iba a acontecer, porque inclusive fue y le avisó a los prometidos de sus hijas.  De la misma manera, nosotros estamos convencidos del poder de Dios, convencidos de lo que dice su palabra y andamos de sitio en sitio comunicando a otros lo que Dios es capaz de hacer, la forma en que sana, ama y liberta.  Pero de vez en cuando titubeamos y nos dejamos llevar por la corriente de este mundo, y al igual que la mujer de Lot, miramos hacia atrás, cuando Dios nos ha dicho:  No mires hacia atrás, ni te detengas en ninguna parte.  Jesús dijo que ninguno que poniendo su mano en el arado, mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios (Lucas 9:62).
        Lot se expuso en Sodoma por mucho tiempo.  Él mismo eligió ese lugar; sabiendo que era una ciudad perversa permanecía allí.  Tenía propiedades, ganados y tierra,  y estaba aferrado a sus bienes a pesar de que ese era un lugar inapropiado para levantar una familia.   Puede que yo sea una persona que está llena de buenos deseos, alguien que ama al Señor, diezma, canta alabanzas, escucha cada domingo y a través de la radio una excelente predicación y glorifique a Dios por ello; puede que odie la maldad en la que anda el mundo de hoy con tantos feminicidios, lesbianismo y homosexualidad, pero también puede que haya alguna espina en mi vida, algo que Dios me haya dicho !Apúrate!  !No mires hacia atrás! !No te detengas en ninguna parte!  !Huye! y aún ande titubeando si salgo o no, si lo dejo o no, a pesar de hacer todo lo anterior.  Hay entornos de los que es urgente salir, hay relaciones de las que es urgente salir, hay actitudes de las que es urgente huir, porque de lo contrario podríamos perecer o perecer alguien de nuestra familia.  
        Vacilar, nos puede hacer caer en el vacío, pero el hacer la voluntad de Dios y obedecer nos trae vida.  De eso se trataba esta situación, Dios estaba preservando la vida de Lot y su familia, pero tenía que obedecer.  Tanto amor y compasión mostró Dios que lo sacó de allí y aún más, le concedió una petición:  quedarse en una ciudad cercana.  Esta es una diferencia que puedo ver entre Abraham y Lot.  Abraham no titubeaba cuando Dios le pedía algo. Dios nos empuja al igual que Lot, nos toma de la mano cuando envía mensajeros y nos hablan su palabra, cuando habla directamente a nuestro espíritu.  Él intenta sacarnos porque tiene compasión y hasta tanto no salimos, su mano no se levanta, ya sea para bendecirnos o para destruir lo que nos hace daño.  Por eso el ángel le dijo:  "...porque no puedo hacer nada hasta que llegues allí" (v.22).
          La bendición de Dios y la justicia de Dios se harán visibles, cuando sin titubear, hagamos lo que como hijos suyos tenemos que hacer.  

                                                                                !Bendiciones!
           

lunes, 6 de agosto de 2012

CONSECUENCIAS DE LA DESESPERACION


Lectura del día: Génesis 16

 «Entonces ella tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la entregó a Abram como mujer.  Esto ocurrió cuando ya hacía diez años que Abram vivía en Canaán» (Gén.16:3).

Diez años.  Este es un tiempo considerable, sobre todo si tomamos en cuenta que hay por delante una promesa o beneficio que recibir.  Muchas veces hemos recibido departe de Dios una palabra de esperanza y él ha hecho pacto con nosotros, tal como lo hizo con Abram (Gén.15); el asunto está en considerar hasta qué punto estamos dispuestos a esperar el tiempo que Dios estima necesario para recibir lo prometido. 
Saray, la esposa de Abram, no había tenido hijos.  Era estéril y aunque Dios les había prometido que iban a ser fructíferos y que la descendencia de Abram iba a ser como las estrellas del cielo, Saray, al parecer, tenía sus dudas; dudas que se fueron incrementando conforme pasaban los años.  Así que comienza el proceso de la desesperación y ofrece una alternativa “brillante”: “Acuéstate con mi esclava Agar”.  Alternativa que Abram es su desenfoque, aceptó.
La desesperación es una pérdida total de toda esperanza y casi siempre nos lleva a la queja y al juicio por la imposibilidad de obtener lo que deseamos.  Saray dijo: “El Señor me ha hecho estéril” (V.2b)  y luego le dijo a Abram: “Tú tienes la culpa” (V.5b).  ¡Qué bien!  Sucede que muchas veces nosotros tenemos la “brillante idea”, luego culpamos a Dios y luego a la persona envuelta.  ¿No es este un proceso conocido?  Hay situaciones en la vida en donde hacemos honor al proceso que Saray movió y vivió.  Por ejemplo: Tengo la brillante idea de salir con un chico, aunque no sea creyente, aunque Dios me prometió fidelidad en este asunto, luego el chico me falla y yo culpo a Dios y luego al chico; o tengo la brillante idea de dejar a mi esposo solo, sin apoyarlo, sin estar pendiente de él y luego él de desenfoca, se acuesta con otra y aunque es también su responsabilidad, yo no asumo mi parte y digo: Dios tiene la culpa y mi esposo también.  Tenemos la tendencia de victimizarnos por las  cosas que nos ocurren. 
Saray comienza a afligir a la egipcia, quien también aprovechó la situación para no someterse a su ama, es decir, que un error conlleva a otro, volviéndose en ocasiones una cadena.  Producto de la actitud de Saray, Dios comienza a escuchar el clamor de su opuesta Agar.   La buena noticia es que Dios es fiel a sus promesas y a pesar de todo, Saray pudo ver la mano de Dios al concebir a su hijo, pero tuvo que probar las consecuencias de la desesperación.
Que el Señor nos ayude a esperar confiados en sus promesas, las cuales son fieles y verdaderas, sabiendo que para él un día es como mil años, porque en él no hay tiempo ni sombra de variación.

                                                       Buenos días.

sábado, 4 de agosto de 2012

VELOZMENTE COMPARTE LA PALABRA


Lectura del día: Salmos 147

Él envía su palabra a la tierra; Velozmente corre su palabra. (Salmos 147:15) 

Un amigo productor de T.V. estuvo de cumpleaños.  Me dio mucho trabajo elegir un regalo para él porque pensaba: “Ya debe tener mucho de esto, y aquello, y esto otro.  ¡Tiene de todo!”.  Entonces sentí como la voz de Dios en mi interior me decía: “¿Y la palabra de Dios… La tiene?”.  Luego me di cuenta de que seguramente todo lo material podía llegarle como regalo de cumpleaños, más no lo más importante para su vida: La palabra santa y alentadora de aquel que lo amaba más que nadie”.  
Así que me dirigí a una tienda de artículos cristianos y encontré una simple y sencilla taza ejecutiva de tomar café que decía:  “ CONFIANZA… Confía en el Señor con todo tu corazón… Proverbios 3:5”, además de una Biblia contada en forma de amenas historias, escrita por dos reconocidos autores cristianos.  Envolví gustosamente mi regalo y se lo dejé en la oficina.  Luego le pedí a la persona que le lleva el té o café que se lo sirviera siempre en esa taza (¡Osada!, ¿no?). 
El salmo 147 declara todas las grandezas y magnificencias de nuestro Dios y nos insta a alabarle por todos sus beneficios: reconstruye, restaura, cubre y venda heridas, extiende su mano a los pobres, da alimento aun a los animales, y se deleita y complace con los que le temen.  Entonces, ¿Por qué no compartirlo?  Pero algo interesante es que envía su palabra a la tierra y esta corre a toda prisa.  ¿Y qué de nosotros sus hijos?  ¿Hacemos correr su palabra a toda prisa por todos los medios que hay? 
 Es pertinente que hagamos correr la palabra de Dios.  Al hacerlo cumplimos con el mandato de la gran comisión y acercamos más el reino de Dios preparándonos para su venida.  Quizás pienses que las formas tradicionales son las únicas, como por ejemplo: el evangelismo personal, en la calle con tratados o predicando en la congregación, en la radio o televisión, pero podemos poner a correr la palabra a toda prisa a través de los regalos también, y si eres tímido para hablar, pues he ahí una buena oportunidad.  Jesús dijo que si aquellos llamados a proclamar su nombre callaran, aun las piedras clamarían (Lucas 19:40).
 Es un momento oportuno para que reflexionemos si estamos compartiendo las bondades de Dios y proclamando su nombre,  aun con los regalos que hacemos.  Hay una gran cantidad de hermosos y creativos presentes que podemos entregar, sin esperar incluso que haya una fecha especial.   En vez de gastar un dineral en algo que perece (porque me dí cuenta de que he regalado muchas tonterías), llevemos y hagamos correr la palabra; después de todo, lo que siembras en el corazón de aquellos que amas, es lo que verdaderamente permanecerá.  En el tiempo de la angustia y la prueba, en el tiempo del clamor, ellos se acordarán de esa palabra y habrá una oportunidad para alcanzarles para Cristo.  ¡Anímate!  Hay muchas cosas con las creativamente podemos dar a conocer el nombre de Dios todos los días, para llenar la tierra de su gloria y cubrirla como las aguas cubren la mar, para dar a conocer la alabanza y los atributos del Señor, tal como el salmista los proclamó. 

                                                                 !Bendiciones!

viernes, 3 de agosto de 2012

APRENDIENDO DE LOS CAMBIOS


Lectura del día (2 agosto):
 Génesis 12:1-9

«Después, Abram siguió su viaje por etapas hasta llegar a la región del Neguev» (Gén.12:9).

     Cuando Dío y yo estábamos de novios, habíamos acordado adquirir una casa para no tener que vivir alquilados.  Reunimos todo lo que pudimos e hicimos una boda sencilla en el área externa del templo en donde los invitados estuvieron inclusive de pie.  Fue una ceremonia muy hermosa, pero a la vez muy sencilla.  Creo que la mayoría de los hermanos de nuestra iglesia central la recuerdan. 
      A pesar de nuestro esfuerzo, la compra no llegó a un final feliz, así que tuvimos que alquilar un apartamento.  Lo conseguimos justo al lado de nuestro pastor y su familia.  Realmente me sentí muy consentida allí a pesar de que la casa tenía sus problemas.  Al poco tiempo, debimos mudarnos nuevamente y en solo 4 años nos mudamos más de seis veces.  Yo estaba muy agotada y ya teníamos a Melody con nosotros.  No me atrevía a desempacar nada, cada vez que llegaba a un lugar nuevo, lo dejaba todo en cajas por si acaso.  Créanme que también pasamos el Neguev y Egipto y hasta despedimos a un Lot que había en la familia y tuvimos luego que rescatarlo.  Pero la palabra de Dios a nuestras vidas se cumplió en un pacto que habíamos hecho con el Señor y llegó la recompensa.  Hace 12 años que no hemos tenido que mudarnos.  ¡Gloria a Dios!
      El punto es que vivir por etapas resulta a veces difícil.  Para los seres humanos resulta incómodo tener que aceptar cambios en la vida.  No es fácil adaptarse y pasar por procesos.  Abraham tuvo que pasar por esta experiencia para poder ver el pacto de Dios cumplido en su vida.  No olvidemos que incluso experimentó un desenfoque con Agar (Gén.16). 
      La promesa de Dios para Abraham estaba íntimamente ligada a su sacrificio:  «Deja a tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré.  Haré de ti una nación grande y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición» (v.1-2). 
      Casi siempre este pasaje los relacionamos al llamado de Dios en el ministerio, pero creo que además de esto, es una enseñanza a que aprendamos a vivir cada etapa y a aceptar cambios.  Abram debió mudarse y eso no era nada fácil. Viajó y caminó bastante con todo lo que tenía, gente y bienes, y eso implicaba un esfuerzo tremendo.  ¡De solo imaginarlo hasta me da vueltas la cabeza!  Cualquiera diría que eso era una locura y seguramente muchos a tu alrededor dicen lo mismo cuando esperas en el Señor y su promesa.   Pero él obedeció la voz de Dios y no solo eso, sino que levantó un altar al señor en adoración (v.7).   Pasó una etapa de hambre y aunque se desvió del camino huyendo a Egipto, Dios obró en su favor con misericordia al usar al faraón para reprenderlo y volverlo a seguir el camino.  Vemos en los siguientes capítulos de Génesis el proceso de prueba que tuvo que pasar, pero todas esas aflicciones son etapas, que si perseveramos en fe, resultan incomparables con la gloria venidera (Romanos 8:18). 
      ¿Estamos dispuestos a vivir los tiempos de cambios?  ¿Estás viendo lo que sucede a tu alrededor como etapas, hasta ver las promesas de Dios cumplidas?  ¡Ojalá que así sea!  Ora al Señor y pídele que te ayude a aceptar las etapas y cambios alrededor de tu vida.  Que te ayude con su Espíritu Santo a vivirlas en fe, sabiendo que el galardón vendrá y que te cambie a ti ante las circunstancias o el medio si no han de cambiar.  Dios puede glorificarse grandemente aun en medio del sacrificio y las pruebas. 


                                                                       Dios te bendiga.

EL PECADO TRAE VERGUENZA


Lectura del día: Génesis 4:1-16

«Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante?  Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él». (Gén. 4:6-7)

       ¿Alguna vez  te has sentido acusado por algo que hayas cometido?  Es probable que sí, porque todos en algún momento de la vida lo hemos experimentado.
     Caín y Abel presentaron ofrenda delante de Jehová.  Caín presentó una ofrenda del fruto de la tierra y Abel “lo mejor” de su rebaño.  Aquí comienza un interesante episodio en la vida de ambos en el cual todos debemos vernos reflejados.  Caín se enfureció y andaba cabizbajo.  El señor Dios, mirando la actitud de Caín, le hace una advertencia:  «¿Por qué estás tan enojado?  ¿Por qué andas cabizbajo?  Si hicieras lo bueno, podrías andar con la frente en alto.  Pero si haces lo malo, el pecado te acecha, como una fiera lista para atraparte.  No obstante, tú puedes dominarlo.» (Verso 7, NVI).   Caín entonces, consumido por su furia, ignoró la advertencia.  Así que convidó a Abel y lo asesinó.
     ¿Cuántas veces nos ha advertido Dios acerca de nuestra manera de conducirnos o respecto a alguna situación en particular incorrecta?  ¿Cuántas veces nos ha dicho: tú puedes dominarlo?    Ciertamente que el pecado y el hacer lo que nuestra propia opinión nos dice siempre nos acecha, está a la puerta llamándonos para dominarnos.  La mentira, el enojo, el quebrantar las leyes de la tierra (aun las de tránsito), el ocultar cosas, las excusas, parecen acciones muy simples, sin embargo, cuando andamos en medio de ellas, tenemos que andar cabizbajos, no podemos mirar con la frente en alto porque sabemos que hemos hecho mal. 
   Hay un reconocido refrán que dice: “El que nada debe, nada teme”.  Tenemos que recordar que la tierra clama cada vez que hacemos algo que hiere el corazón de Dios, así como reclamó la sangre de Abel (V.10).  La consecuencia de nuestra manera de actuar conforme a lo que pensamos, sin tomar en cuenta la advertencia de Dios, es la maldición.  Hay una consecuencia aun más dolorosa y es la que expresa Caín en los versos 13 y 14 del capítulo 4: «Hoy me condenas al destierro y NUNCA MAS, podré estar en tu presencia». (NVI)  Es en la presencia de Dios donde encontramos plenitud de gozo eterno.  Allí hay, como dice el salmista, delicias a su diestra para siempre (Salmos 16:11).  Ser desterrados por siempre de su presencia es el peor castigo que un ser humano puede recibir.  Caín dijo que era más de lo que podía soportar.
     Mi opinión personal es que a pesar de todo, Dios mostró misericordia hacia Caín al darle la oportunidad de que nadie le tocara, colocándole una marca para que no fuera a matarlo quien lo hallara.  Pienso que producto de esta declaración de Caín: “Es más de lo que puedo soportar, estar lejos de tu presencia”  Dios extendió una protección, a pesar de la maldición que su pecado le traería, lo cual demuestra que aunque tu pecado haya sido grande y estés viviendo las consecuencias de esas acciones, la misericordia de Dios está presente y extendida para ponerte una marca, si clamas misericordia y perdón, reconociendo delante de Dios que no hay nada peor que estar lejos de su presencia.  Si con todo tu corazón reconoces que necesitas de él para salir adelante, Dios podrá una marca en ti.
     Recibe el consejo de Dios, la amonestación, la advertencia que a través de su palabra y de sus siervos el te da.  Recuerda que el pecado te acecha como fiera, pero tú tienes la facultad de dominarlo.

                                                                   Dios te bendiga.

DESDE EL CORAZÓN