El que confiesa al Hijo,
tiene también al Padre.
1ra Juan 2:23
Generalmente
al hablar de confesar a Cristo nos enfocamos en la confesión oral frente a los
demás; pero confesar a Cristo, además de hacerlo de esa manera, significa que
todo lo que tiene que ver con nuestra manera de vivir, existencia y propósito
manifieste a Dios y le glorifique.
La
Biblia dice que para tener al Padre debemos tener al Hijo. John Piper
nos dice en su libro No
desperdicies tu vida que
"una vida sin pasión es una vida desperdiciada" y desperdiciamos nuestra
vida cuando lo que hacemos no se conecta con la pasión de glorificar a
Cristo. Todo lo que hacemos, decimos,
soñamos y pensamos, no importa qué, debe tener incluido al Hijo. Esto no se trata de una vida esclavizada en
las tareas evangélicas que hemos aprendido, sino de que todo lo que se
relaciona con nuestra vida, tanto en conducta, relaciones, trabajos o tareas
profesionales y/o vocacionales que desarrollamos den muestra de que tenemos a
Jesús.
Tener
al Hijo significa que toda obra que realizamos es una revelación de la esencia
de Dios (Dios es amor, paz, justicia, gozo, entre otros atributos), por ende, toda obra que realicemos debe estar
dotada de esa esencia. Las tareas que se desprenden del servicio en la
congregación son sumamente importantes por cuanto ayudan al crecimiento de cada
creyente, pero no es el único enfoque. Podemos caer en el error de desaprobar
o menospreciar lo que alguno hace en su vocación tradicional solo porque no
está siendo ujier o diácono, pero es posible que si nos acercamos adecuadamente
y tratamos de conocer por qué y para qué lo hace, nos demos cuenta de que
también está glorificando a Dios en el medio que se desenvuelve.
Mi amiga Carolina es instructora de gimnasia. Hace unos domingos conversábamos acerca de cómo ella utiliza su profesión para dar a conocer a Dios. No hace su trabajo para instruir a las mujeres a gustar de sí mismas y convertirse en narcisistas, sino que trata de crear conciencia sobre la importancia de estar saludable en un orden integral. Ella les dice que Dios desea que haya equilibrio en lo físico, lo emocional y lo espiritual.
¿Tienes al Hijo? Entonces produce fruto, pero fruto que glorifique a Dios. A menos que tengas un llamado a una labor especial como misionero, pastor, evangelista, etc. y esté confirmada, si has sido colocado en alguna posición cualquiera que fuere, sigue glorificando a Dios, muestra que realmente tienes al Hijo, no para tu propia gloria (porque claro que puedes deleitarte), sino para mostrar que hay un camino en medio de la desorientación. Bien lo dice John Piper: "lo secular no es malo, sino estratégico".
Mi amiga Carolina es instructora de gimnasia. Hace unos domingos conversábamos acerca de cómo ella utiliza su profesión para dar a conocer a Dios. No hace su trabajo para instruir a las mujeres a gustar de sí mismas y convertirse en narcisistas, sino que trata de crear conciencia sobre la importancia de estar saludable en un orden integral. Ella les dice que Dios desea que haya equilibrio en lo físico, lo emocional y lo espiritual.
¿Tienes al Hijo? Entonces produce fruto, pero fruto que glorifique a Dios. A menos que tengas un llamado a una labor especial como misionero, pastor, evangelista, etc. y esté confirmada, si has sido colocado en alguna posición cualquiera que fuere, sigue glorificando a Dios, muestra que realmente tienes al Hijo, no para tu propia gloria (porque claro que puedes deleitarte), sino para mostrar que hay un camino en medio de la desorientación.
Dios
te bendiga.
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