miércoles, 28 de septiembre de 2016

VOCACIÓN ACOSTUMBRADA

Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. 
El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre.
1ra Juan 2:23


Generalmente al hablar de confesar a Cristo nos enfocamos en la confesión oral frente a los demás; pero confesar a Cristo, además de hacerlo de esa manera, significa que todo lo que tiene que ver con nuestra manera de vivir, existencia y propósito manifieste a  Dios y le glorifique.  

La Biblia dice que para tener al Padre debemos tener al Hijo.   John Piper nos dice en su libro No desperdicies tu vida que "una vida sin pasión es una vida desperdiciada" y desperdiciamos nuestra vida cuando lo que hacemos no se conecta con la pasión de glorificar a Cristo.  Todo lo que hacemos, decimos, soñamos y pensamos, no importa qué, debe tener incluido al Hijo.  Esto no se trata de una vida esclavizada en las tareas evangélicas que hemos aprendido, sino de que todo lo que se relaciona con nuestra vida, tanto en conducta, relaciones, trabajos o tareas profesionales y/o vocacionales que desarrollamos den muestra de que tenemos a Jesús.

Tener al Hijo significa que toda obra que realizamos es una revelación de la esencia de Dios (Dios es amor, paz, justicia, gozo, entre otros atributos),  por ende, toda obra que realicemos debe estar dotada de esa esencia. Las tareas que se desprenden del servicio en la congregación son sumamente importantes por cuanto ayudan al crecimiento de cada creyente, pero no es el único enfoque.  Podemos caer en el error de desaprobar o menospreciar lo que alguno hace en su vocación tradicional solo porque no está siendo ujier o diácono, pero es posible que si nos acercamos adecuadamente y tratamos de conocer por qué y para qué lo hace, nos demos cuenta de que también está glorificando a Dios en el medio que se desenvuelve.  

Mi amiga Carolina es instructora de gimnasia.  Hace unos domingos conversábamos acerca de cómo ella utiliza su profesión para dar a conocer a Dios.  No hace su trabajo para instruir a las mujeres a gustar de sí mismas y convertirse en narcisistas, sino que trata de crear conciencia sobre la importancia de estar saludable en un orden integral.  Ella les dice que Dios desea que haya equilibrio en lo físico, lo emocional y lo espiritual. 

¿Tienes al Hijo? Entonces produce fruto, pero fruto que glorifique a Dios.  A menos que tengas un llamado a una labor especial como misionero, pastor, evangelista, etc. y esté confirmada, si has sido colocado en alguna posición cualquiera que fuere, sigue glorificando a Dios, muestra que realmente tienes al Hijo, no para tu propia gloria (porque claro que puedes deleitarte), sino para mostrar que hay un camino en medio de la desorientación.  Bien lo dice John Piper:  "lo secular no es malo, sino estratégico".


Dios te bendiga.

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