viernes, 23 de septiembre de 2016

UNA BENDICIÓN MUCHO MÁS GRANDE

Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia.
Génesis 39:21

Hay circunstancias que hacen que nuestra vida cambien radicalmente, lo más lamentable es que muchas de esas circunstancias tienen que ver con personas a las que amamos.  José amaba a sus hermanos y estaba en la casa de su Padre gozoso, sin embargo, un sentimiento de rechazo hacia José era una realidad de la que el mismo José no se daba cuenta.  En medio de esas circunstancias, José fue lanzado en una cisterna y más tarde vendido a los madianitas quienes lo llevaron a Egipto.  La vida de José en Egipto, lejos de su familia, no fue fácil.  Había sido un chico bueno, se portaba relativamente bien y servía en la casa de su padre.  El único ingrediente que pudo haber traído malestar a los hijos de Jacob fueron sus sueños.  

Cuando pasamos por circunstancias dolorosas debemos aprender a llevar junto a nosotros un zafacón. En ese zafacón hay que ir depositando todo aquello que nos hace sentir ofendidos, tristes y traicionados.  Usted podrá hacer todo lo posible por el bienestar de una persona, podrá escucharle, estar a su lado en los momentos de dificultad, aconsejarle, y muchas otras cosas para demostrar su entrega y amor en esa relación, pero puede que un día salga sorprendido.  Actuar con justicia es difícil bajo circunstancias de presión.   

José era sin duda alguna un líder y el trabajo en el liderazgo es muy parecido al de un encantador de serpientes:  el encantador sabe que algún día será mordido, por lo que tiene que guardar cerca un antídoto para aplicar la cura y seguir hacia adelante.  En Egipto, José pasó tiempos altos y bajos, sin embargo perseveró y la bendición que Dios le trajo fue mucho más grande.   De seguro que José lloró y mucho, se sintió profundamente traicionado, pero a pesar de todo continuó amando a sus hermanos.  

Lograr continuar sanamente en la vida, a pesar de los momentos de dolor, solo se puede hacerse a través del perdón.  Al depositar esas heridas y esos pensamientos de duda en las manos de nuestro Salvador, entonces podremos perdonar y Dios que es un juez justo traerá las bendiciones más grandes.  En nuestra relación con las personas llegamos a niveles tan profundos que nos olvidamos de la fragilidad humana y empezamos a confiar más en las personas que en Dios y su Palabra, así que nuestra madurez se reflejará en la forma de aceptar cada situación.   La gente no tiene la obligación de mostrarse agradecida, esa es su decisión, y lo ideal es que así fuese, pero nuestra vida no puede estar amarrada a los pensamientos de los demás.   Así que si estás pasando por momentos tristes, si te encuentras en dificultades con aquellos que amas, ora al Señor y entrega esas cargas.  Perdona y pide perdón y Dios traerá una bendición mucho más grande.  

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