Por último, hermanos, consideren bien todo lo
verdadero, todo lo
respetable, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable,
todo lo digno de admiración,
en fin, todo lo que sea excelente
o merezca elogio.
verdadero, todo lo
respetable, todo lo justo,
todo lo puro, todo lo amable,
todo lo digno de admiración,
en fin, todo lo que sea excelente
o merezca elogio.
Filipenses 4:8
Generalmente en nuestras relaciones con los demás se presentan diferencias. Puedes estar de acuerdo con alguien acerca de una labor, pero es muy probable que ambos difieran en algún punto. En nuestras familias es común que estemos observando todos los defectos de cada miembro. En vez de enfocarnos en aquellas acciones buenas, justas, amables, que merecen un elogio, tendemos a señalar lo que es reprochable, molesto o que simplemente no nos agrada. Lo mismo puede suceder en la iglesia o en el trabajo. No necesariamente tiene que ser un pecado, basta con que no estemos de acuerdo para no reconocer lo que otras personas han hecho bien.
Si bien este texto se aplica a nuestros propios pensamientos y conductas, es decir, a cómo debemos manejar nuestro "yo", no deja de ser un llamado a observar lo valioso y puro de otros. Creo que este pasaje de Filipenses es una de las más sabias exhortaciones que encontramos en La Biblia, porque meditar sobre todo esto en relación a personas con las que no tenemos muchos vínculos es muy fácil, pero verlo en aquellos que están a nuestro lado día tras día puede ser un verdadero reto. No aplicarlo puede llevarnos a maltratar, juzgar y a no reconocer las virtudes de otros y sus aportes.
Pensemos de ahora en adelante sobre quienes nos rodean todo lo que hacen con sinceridad o de forma genuina (verdadero); todo lo que es digno de respeto y merece consideración (lo honesto); lo que obra en favor de la justicia o que busca perseguirla (lo justo); todo lo que otros hacen limpiamente, sin ningún vicio, de manera correcta (lo puro); todo lo que se hace con amabilidad y entrega; lo que tiene alguna virtud, lo que sea digno de admiración y que se ha hecho con esfuerzo; todo lo que es y ha sido sobresaliente y bueno, digno de algún elogio, merito, alabanza, honra, en fin, lo que sea de buen testimonio, meditemos en ello. Recuerda esto: según la forma en cómo pensamos así se refleja nuestra manera de vivir. De igual forma, según el concepto que tenemos acerca de alguna persona, de esa misma manera se reflejará nuestra manera de hablar sobre ella y de tratarle.
Dios te bendiga.
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