miércoles, 5 de diciembre de 2012


LA AUSTERIDAD
Lectura: Santiago 4:1-17

Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
(Santiago 4:3). 
      "El empresario José Luis Corripio Estrada consideró ayer que para ser emprendedores y lograr el éxito en los negocios, es necesario tener un sentido de austeridad".   Esta fue la publicación que leí en la mañana de hoy, la cual me dejó pensando sobre el consumismo que mantenemos en la actualidad y cómo muchos "cristianos" nos dejamos arrastrar por esta forma de idolatría. También Pepín Corripio dijo lo siguiente: Adelantarse al gasto es un verdadero peligro y estropea un negocio porque la bonanza no es permanente".   (www.eldia.com.do/nacionales).
Hay una historia que cuenta que un turista estadounidense viajó a Egipto con la finalidad de conocer a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito lleno de libros, muy sencillo y que no se correspondía con su fama. Las únicas piezas que tenía eran: una cama, una mesa y un banquito.  “¿Dónde están tus muebles?”,  preguntó el turista; y el sabio le contestó:  “¿Y dónde están los tuyos?”.  Sorprendido el turista contestó: “¿Los míos…? ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!”.   “Pues yo también…”  concluyó el sabio.
Entrar en un consumismo desmedido nos hace ser infieles a Dios y nos convierte en idolatras.  ¿Piensa usted que no? La Biblia dice que nuestras pasiones combaten con nuestros cuerpos (Santiago 4:1) y esto es una realidad.  También este pasaje hace una pregunta muy atinada:  ¿Qué es vuestra vida? Y nos responde lo siguiente: “Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”. (Santiago 4:15).  Todo lo que no nos sacia se convierte en vanidad y esto incluye al dinero y a las cosas. El consumismo revela nuestra avaricia y la avaricia es pecado.  El ir tras todas las cosas sin pensar en lo que vendrá después, es semejante a ir tras los ídolos, porque gastamos el dinero para gozarnos en esas cosas y rendimos culto a eso.  El consumismo revela nuestra insatisfacción, denota que no estamos saciados.  Cuando nuestra mente y corazón están puestas en acaparar, conseguir para gastar y no nos organizamos en previsión, viendo lo que REALMENTE necesitamos, estamos revelando dónde está nuestro corazón.  “Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón”.  Lo lamentable es que estas cosas  mañana se van a dañar y tendremos que comprar otra y otra y otra, lo cual hace que no nos satisfagan en lo más íntimo. 
El consumismo fomenta la soberbia y la soberbia es pecado.  Podemos comprar todo lo que se nos antoje, hacer préstamos, llenar las tarjetas de crédito, dejar inclusive de comer y alimentarnos para saciar un deseo vano, y podemos comprar todo lo que los encartes nos traen con sus supuestas ofertas que solo utilizan para atraparnos y hacernos ver como tontos que creemos todo lo que se nos ofrece solo porque está barato, sin embargo, para dar a otros somos bastante mezquinos.  El consumismo nos hace mezquinos porque pensamos: Pero si doy esto no voy a poder comprar aquello.
Es interesante que sea uno de los hombres más ricos de Rep. Dom., el que declara que el consumismo nos lleva a la ruina, un hombre que es dueño inclusive de tiendas de consumo.  Es increíble que muchos creyentes seamos tan consumistas en vez de ser austeros.  La austeridad es de sabios y es una virtud que demuestra los frutos del Espíritu porque indica que tenemos templanza y dominio propio.  Una cosa es ser austero y otra es ser tacaño.  Generalmente el tacaño piensa en sí mismo y en lo que va a dejar de percibir si da a otro que lo necesita.  El austero es aquel que coloca las prioridades en el lugar que corresponde, es aquel que no gasta solo por gastar, solo porque es una buena oferta o porque quizás mañana necesite esto y, como está en oferta, va a dar un tarjetazo para comprarlo.
Isaías 55:2 dice: “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestro alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes de David”.  ¿No hizo Dios rey a David?  Pues Dios no nos va a dar nada si no tenemos la capacidad de saber administrarlo.  ¿Cuántas bendiciones no hemos recibido de Dios y las hemos mal usado?  Y luego decimos: ¡Ay, Dios no me ayuda, Dios no me bendice!, ¡Claro que te ha bendecido!  El problema es que se te olvida que gastaste mal lo que te dio en esa época de bonanza.
Mi esposo y yo hemos trabajado por años en el mercado asegurador y en la motivación, y créanme que recibimos mucho en ese entonces y honestamente lo usamos mal.  Llegamos a comprar carros, a llenar los closets y a adquirir tonterías que cuando las veía luego me preguntaba: ¿Y ahora, esto para qué?  Luego vino el tiempo de tocar fondo, vino el desierto por el cual Dios nos forzó a aprender.  Tuvimos que ver un vehículo achicharrarse en el fuego, quedarnos a pies, vernos sin trabajo, la aseguradora más grande del país en donde teníamos la mayor cartera de clientes quebrada y cerrada, y  sabe algo, pienso que si Dios tuvo misericordia de nosotros fue por aquello que dimos y lo que sembramos en la obra cuando recibíamos.  ¡Fue una grande lección!  Ahora para mí las cosas carecen de valor y de sentido porque me di cuenta que podía vivir sin ellas.  Es mentira que no puedo vivir sin un comedor de 8 sillas, es mentira que no puedo vivir sin un mueble caro, es mentira que necesito de los lujos del mundo para vivir, es simplemente ¡Mentira!  Solo necesito lo que necesito y punto.  El desapego nos libera y nos trae paz, porque cuando usted no se mortifica por lo que otro tiene usted tiene paz:.  Si llega ¡Gloria a Dios! Y si no llega, ¡Gloria a Dios también! Y cuando lleguen usted tendrá la capacidad de compartirlas.
No digo que seamos descuidados o dejados, lo que le digo es que seamos austeros y aprendamos a dominarnos.  Sepa que como dijo don Pepín, la bonanza no es permanente.  Mi suegra suele decir: “Hay tiempo de vacas flacas y hay tiempo de vacas gordas”.
Jesús dijo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis DESCANSO para vuestras almas (Mateo 11:29)”.  ¿Sabe usted lo que es ser Humilde de corazón?  ¿Cree usted que el que es humilde de corazón se desespera por lo que no puede obtener?  El mayor ejemplo de humildad lo tenemos en Jesús.  Siendo Dios no estimó apegarse ni aferrarse a ello.  ¿Sabe lo que eso significa?  Se despojó de su CONDICION de Dios y rey, para convertirse en siervo.  ¿Por qué es que a nosotros nos da tanta brega despegarnos  a las cosas?  ¿No se supone que siendo creyentes, debamos imitar a Cristo?  ¿De qué le sirve al hombre GANAR TODO EL MUNDO si pierde su alma? (Lucas 9:25). Criticamos mucho a los gobiernos, pero ni nosotros mismos sabemos ser austeros.
¿Quieres ser feliz?  Aprende a gozarte y agradecer por lo que Dios te ha dado.  Comienza a entender que vas de paso por el mundo y que si bien es cierto que todo fue creado para deleite y disfrute de sus hijos, también es cierto que Dios no quiere a hombres y mujeres amantes de lo terrenal porque no van a estar preparados para vivir en el reino. Si aprendes  a adquirir las cosas en el momento justo y necesario, cuando realmente puedas hacerlo, entonces dejarás de morticarte tanto y tendrás paz.  Un espíritu austero es aquel que sabe ponerle límites a la obstinación y al desenfreno.  Y a propósito de la navidad y los dobles sueldos, te invito en el nombre del Señor a crear tu plan de prioridades con austeridad.  Ahorra, paga, comparte y adquiere lo necesario, porque mañana no sabemos cómo vendrán las cosas.   Solo así podrás ver más adelante el fruto de tus manos.   ¡Dios te bendiga!


No hay comentarios:

DESDE EL CORAZÓN