miércoles, 19 de diciembre de 2012

¿CUANDO SERA EL FIN?

Lectura del día:  San Mateo 24

¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa, para que les de el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su Señor venga, le halle haciendo así.  (S.Mateo 24:45-46).

      Estos días, son días que pudieran causar una revolución mental y emocional sobre nuestras vidas, si dejamos que las conjeturas del mundo nos arropen. Mucho se habla sobre la profecía maya y ciertamente no deja de producir ciertas interrogantes.  ¿Será cierto que llegó el fin?  ¿Será cierto que el mundo será destruido y Cristo vendrá ahora?
       Es cierto que el mundo será destruido y vendrá un fin para crear un cielo nuevo y tierra nueva y, también es cierto que Cristo vendrá a reinar por toda la eternidad.  Ahora bien, lo que NO ES CIERTO es que hay fecha para ello.  Al leer este pasaje de Mateo 24, nos damos cuenta de cuáles son los puntos por los que debemos preocuparnos.  El día y la hora nadie sabe, pero será en un momento que nadie espere, tal como pasó en el tiempo del diluvio universal.  La gente comía, bebía, bailaba, se distraía, trabajaba, hacía sus compras de manera normal, hasta que vino un loco llamado "Noé" y comenzó a hablarles de lo que estaba por acontecer, pero la gente estaba en sus propios afanes, por lo que no hizo caso.  Noé entró en el arca y la puerta se cerró.  La gente no entendió hasta que vino el diluvio.  
      La venida de Cristo será similar.  La gente estará EN LO SUYO y nadie, excepto aquellos que nos estemos preparando para el momento, se va a percatar, siendo sorprendidos.   El Señor Jesucristo nos da cuenta de que hay cosas que debemos hacer en consecuencia:  No.1 VELAR, es decir, estar atentos para que no seamos sorprendidos, porque no sabemos cuándo sucederá.  Por lo tanto hay que estar alertas en todo tiempo.  No.2, DAR EL ALIMENTO A TIEMPO a la casa y recibirlo.  ¿Cuál es el alimento?  La palabra de Dios.  Debemos escudriñar la palabra y dar el alimento a los que están a nuestro alrededor, es decir, proclamarla, porque debe ser predicado el evangelio en todas las naciones.  Aquel siervo que sea hallado haciendo esto será bienaventurado.  Si el Señor nos encuentra cimentados y cimentado a otros en su palabra será una gran victoria, porque el cielo y la tierra pasará. pero su palabra es la única que permanecerá.  No.3, NO DESCUIDARNOS.  Hay personas que creen que el evangelio es un juego y actúan como el siervo desobediente.  "Mi Señor no viene ahora" y es cuando se confunden y viven la vida aun dentro de la casa del Señor (Porque ambos siervos estaban en la casa) como si el dueño nunca fuese a llegar:  comiendo, bebiendo, emborrachándose, fornicando y adulterando  (Sexo fuera de la unión matrimonial), mintiendo,  y viviendo su vida a su antojo.  Pero las consecuencias no se van a dejar esperar y este siervo malo que es uno que está en la iglesia como si fuese un verdadero cristiano, será duramente castigado.
       ¿Quiere ser uno de los escogidos de Dios y vivir eternamente en su reino?  Reconozca que Cristo es su único salvador y recíbalo como Señor de su vida, escudriñe su palabra (La Biblia), santífíquese, apártese de la vida común y corriente de pecado, Ore, vele y llene su lampara con el aceite que es el Espíritu Santo de Dios.  Congréguese en una iglesia que predique a Jesucristo. Al congregarse podrá crecer.  De esta manera, no importa cuándo será el fin porque el Señor le hallará haciendo como el quiere.  Dios te bendiga.

viernes, 14 de diciembre de 2012



LA HERENCIA DE LOS SIERVOS DEL SEÑOR
Lectura del día: Isaías 54.

            No prevalecerá ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse será refutada.  Esta es la herencia de los siervos del Señor, la Justicia que de mí procede —afirma el Señor—. 
Isaías 54:17

Estéril, es ciertamente una palabra con un significado poco alentador.  Su etimología tiene que ver con la falta de reproducción en términos de fertilidad, y se asocia a la no producción de frutos, a la miseria, a la escasez de cosecha y muchas veces a lo inútil.  También es una palabra aplicada en medicina en relación al proceso de destrucción de los gérmenes o microorganismos por medio del calor.    Cuando me desempeñaba en el bachillerato como enfermera, teníamos que esterilizar los utensilios y materiales, sobre todo cuando se trataba de una cirugía.  ¿Por qué?  Porque a través de las altas temperaturas se desarticula la estructura funcional de los microorganismos, es decir, se destruye y se elimina por completo la vida bacteriana o microbiana.  No es lo mismo desinfectar que esterilizar, de manera que decir estéril en medicina es lo mismo que decir “Sin vida”,  por lo que ciertamente tiene relación la palabra. 
En Isaías 54 el Señor se ocupa de hablar a la estéril.  Es una metáfora acerca de la restauración de Israel y su futura gloria, así como de la salvación a través del Mesías, pero también es un llamado a aquellos que se encuentran en condición de esterilidad, aun siendo hijos de Dios.  A los que sienten que no tienen vida, a los que no ven frutos a pesar de cosechar, a los que otros le han llamado inútiles, a las mujeres que han sido abandonadas por sus esposos, a las rechazadas, y aun a las que esperan (realmente) en Jehová por hijos físicos.  A través del profeta, Dios describe a una mujer despreciada y abandonada a la que le dice: ¡No te limites, no temas, no te turbes!  Esterilización es sinónimo de muerte, por lo que si has pasado por un proceso de altas temperaturas y de presión en la que prácticamente sientes que tu vida ya no es vida, Dios tiene una palabra para ti.
En este día te animo a meditar en esta hermosa promesa del Señor, de que aunque te encuentres triste o angustiado,  y sientas  que el Señor mismo te ha dado la espalda, no temas.  Dios no se ha ido, él es tu redentor.  Levántate, porque él no se ha olvidado de ti.  Puede que haya estado enojado por un tiempo, porque ciertamente Dios se enoja cuando fallamos, pero su fiel amor nunca cambia. Es una esperanza maravillosa para las madres solteras que sienten que no tienen fuerzas para levantar a sus hijos.  Dios te dice que él mismo instruirá a tus hijos, y para eso, debes llevar a tus hijos a la presencia de Dios y él mismo con su Espíritu Santo los guiará.  Si has sido calumniado o mal juzgado, Dios te dice que toda lengua que se haya levantado contra ti será condenada por sus justos juicios.
¿Eres siervo de Dios?  ¿Eres hijo de Dios? ¡Alégrate entonces en saber que la justicia que de él procede y su salvación es la herencia que tienes! 

miércoles, 12 de diciembre de 2012

CLAMANDO CON CONSISTENCIA


San Lucas 18:37-43

los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! (S.Lucas 18:39).


     “…Pero él clamaba mucho más: …”.  Esta es la parte del relato del capítulo 18 de San Lucas que más llama mi atención.  Un hombre que estando en una condición de ceguera desde su nacimiento decidió buscar la bendición que por años esperaba: su sanidad.  En S.Marcos 10:46 se indica que era ciego de nacimiento y su nombre era Bartimeo (hijo de Timeo). Jesús iba por el camino de Jericó pasando y una multitud le seguía.  El ciego, que además era un mendigo, preguntó qué era aquello.  Debería ser alguien importante el que cruzaba para que se desarrollara tal bullicio y expectación.  La respuesta que le dieron fue: Jesús el nazareno está pasando. 
        Al parecer, Bartimeo sabía muy bien de quién se trataba, ya que no preguntó ¿quién es ese?  Conociendo de quien se le hablaba, no perdió tiempo.  Como no podía ver por donde se dirigían las pisadas del maestro, comenzó a vociferar: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!   Los que iban delante le reprendían: ¡Cállate, cállate!, deja de clamar tanto, no ves que es el maestro; el es soberano y él es quien sabe cuándo va a venir a verte, ya cállate (Cursivas de quien escribe).   Jesús se detuvo y pidió que lo trajeran a su presencia y le preguntó: ¿Qué quieres que te haga?
       Muchas veces nosotros nos encontramos en medio de un lugar o situación como Jericó, rodeados de fuertes muros.  El  muro de Bartimeo era su ceguera, ¿Cuál o cuáles son tus muros? Conocemos al Señor, sabemos de su poder para derribar esas murallas y sabemos quién es él.  Estamos ahí y  justamente frente al lugar donde estamos (Jericó) es donde se encuentra el ángel de Jehová con su espada desvainada para pelear por nosotros y con nosotros para entregar en nuestra manos esa situación tal como lo hizo con Josué (cap.5 y 6 de Josué), y como lo hizo Jesús con Bartimeo.  El pueblo de Israel debió tocar el cuerno del carnero PROLONGADAMENTE y todo el pueblo debió GRITAR  a gran voz para que esos muros fueran derribados (Josué 6:5).  Así mismo gritó Bartimeo a gran voz.   
       Es posible que al igual que el ciego no sepamos qué tan cerca está ya el maestro de conceder aquello que pedimos.  Sabemos que él puede responder, pero no sabemos en qué dirección o ruta va el proceso de su accionar según su voluntad, y es ahí cuando nos cansamos.  Dejamos de clamar porque aunque escuchamos el bullicio y sabemos que él viene cerca, nos desanimamos.  Quizás clamemos, pero no con la fuerza y la intensidad ni la consistencia necesaria como para hacerle venir como lo hizo el ciego. 
     También podemos actuar como aquellos que mandaron a callar al ciego.  Podemos mandar a callar a los que gritan por un milagro diciéndoles: ¡Oye!, ya Dios sabe eso, no lo atosigues, Dios sabe quién eres y si es su voluntad él lo va a hacer; en vez de animarles y decirles:  Sigue clamando, sigue clamando con fuerza que el maestro está muy cerca, es más, yo también te voy a ayudar, clamemos juntos fuertemente.   Toquemos el cuerno prolongadamente y gritemos a gran voz. 
      Jesús le pidió a los que estaban alrededor: “Tráiganlo aquí”,  y con eso nos dice a nosotros: traigan aquí a aquel que está alrededor de ustedes que necesita un milagro.  Tráiganlo delante de mí y yo le preguntaré ¿Qué quieres que te haga?  Pero insistan, clamen, no se cansen, y aunque otros le reprendan, sigan clamando, porque es ese clamor delante de su presencia el que mueve las misericordias de nuestro Dios.  Jesús no solo sanó a Bartimeo sino que también lo salvó, pues el hecho de haber vociferado con tanta fuerza y desesperación, daba muestras de la grande fe que tenía puesto el ciego en aquel que todo lo puede, Cristo el Señor.

martes, 11 de diciembre de 2012

AL QUE MUCHO SE LE PERDONA, MUCHO AMA
Lectura del día: S.Lucas 7:36-50

Por lo cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a quien se le perdona poco, poco ama. (San Lucas 7:47).
  
        Una mujer estaba en una congregación alabando al Señor.  En medio de los cánticos y del clamor, la mujer alzaba la voz fuertemente, gritaba y se colocaba de rodillas en el altar.  Caminaba arrodillada por todo el lugar y mirando al cielo con sus manos levantadas vociferaba: “Señor, te adoro.  Señor, te adoro.  Gracias mi Señor".  Unos niños se reían de la acción, y otros hermanos en la congregación solo murmuraban entre los dientes: “¿Quién será esta mujer que interrumpe tan solemne culto?".  Algunos querían acercarse para pedirle que se sentara, incluyendo al pastor. 
        Para la manera en que los cristianos estamos acostumbrados a adorar a Dios, con toda solemnidad y silencio, esto podría parecer un acto de locura, sin embargo, la palabra de Dios nos narra la historia de una mujer que irrumpiendo en una cena a la que un fariseo había invitado al Señor, derrama un frasco de perfume sobre él, encima de todos los invitados.  Se tira al suelo y con sus propios cabellos comienza a acariciarle y a secarle los pies.  Encima de eso, comienza a besarlo —a un hombre en sus pies—, y supongo en mi imaginación que esta mujer estaba haciendo todo un espectáculo delante de todos esos invitados. Pero al Señor no le importaba si parecía un escándalo   Para él, esta mujer había dado todo lo que ninguno de ellos le había ofrecido y eso se llama: Gratitud.
      Cuántas veces no hemos visto a personas como esta mujer en muchas de nuestras congregaciones.  Personas que se levantan con voz fuerte y gritan: ¡Aleluya! ¡Santo!  Personas que han dado su voz, su cuerpo para el servicio de Dios en sacrificio, sus bienes, porque están tan agradecidos de lo que Dios ha hecho en sus vidas que no escatiman hacer todo lo que puedan para agradarle.  Muchas veces hemos tildado a esas personas de desordenadas y de locas.  No podemos negar que hay excepciones, pero ciertamente hay muchos que habiendo sido perdonados de una vida completamente mundana, que andaban perdidos en el pecado, sin rumbo y sin salvación, son capaces de hacer lo que aun pareciera locura por causa del reino.  
        Al que mucho se le perdona mucho ama, dijo Jesús.  Esta mujer de la historia fue una pecadora perdonada por Cristo y como su pecado era tan grande, ella tomó lo mejor que tenía para derramarlo a sus pies, y lo hizo, no importando lo que dijeran aquellos que estaban alrededor.  A veces pensamos que hemos sido tan buenos que basta con haber dicho una oración sencilla de: “Te acepto como mi salvador".  Pero me he preguntado muchas veces: ¿Hasta qué punto y con qué dimensión le he demostrado al Señor que verdaderamente estoy agradecida por lo que hizo en mi vida? Le he aceptado como mi salvador, pero ¿lo he hecho con verdadero conocimiento de lo que soy delante de él, una vil pecadora, aun no haya estado en los peores lugares o sin haber hecho las peores cosas?  Por eso es que cuando vemos a alguien que ha sido sacado de una vida mundana: drogas, prostitución, asesinatos, depravación, etc., esas personas se entregan de una manera tal al evangelio que simplemente no pueden callar lo que Dios hizo.  Es una reflexión para aquellos cristianos que somos tan pasivos.  Es como si en el fondo dijésemos:  ¡Bueno, yo no he sido tan malo después de todo, por eso no necesito hacer nada extravagante para Dios!  Y no se trata de ser extravagante, se trata simplemente de ver que ciertamente Jesús tiene razón al decir que cuando se le ha perdonado tanto a alguien, esa persona debería demostrar su gratitud y amor en la dimensión de lo que ha recibido. 
       Aquel que piensa que lo que se le ha perdonado ha sido poco, poco demuestra su amor y poco demuestra su gratitud y entrega.  Esto lo podemos ver en las congregaciones  cuando se llama al servicio.  Si una persona le hace grandes favores, estoy segura de que usted haría cualquier cosa con tal de quedar bien con esa persona,  Usted diría algo como: “Ay, no.  Yo no le puedo fallar a fulano(a), ¡porque ese(a) muchacho(a) me ha ayudado tanto!  Yo tengo mucho que agradecerle".  
¡Cuántas veces hay que pedirles a las personas su ayuda y servicio para el reino, sin recibir una respuesta inmediata! Si hacemos conciencia de que realmente Dios nos ha perdonado tanto, seríamos capaces de dar hasta la vida por el reino y por Cristo.

miércoles, 5 de diciembre de 2012


LA AUSTERIDAD
Lectura: Santiago 4:1-17

Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
(Santiago 4:3). 
      "El empresario José Luis Corripio Estrada consideró ayer que para ser emprendedores y lograr el éxito en los negocios, es necesario tener un sentido de austeridad".   Esta fue la publicación que leí en la mañana de hoy, la cual me dejó pensando sobre el consumismo que mantenemos en la actualidad y cómo muchos "cristianos" nos dejamos arrastrar por esta forma de idolatría. También Pepín Corripio dijo lo siguiente: Adelantarse al gasto es un verdadero peligro y estropea un negocio porque la bonanza no es permanente".   (www.eldia.com.do/nacionales).
Hay una historia que cuenta que un turista estadounidense viajó a Egipto con la finalidad de conocer a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito lleno de libros, muy sencillo y que no se correspondía con su fama. Las únicas piezas que tenía eran: una cama, una mesa y un banquito.  “¿Dónde están tus muebles?”,  preguntó el turista; y el sabio le contestó:  “¿Y dónde están los tuyos?”.  Sorprendido el turista contestó: “¿Los míos…? ¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!”.   “Pues yo también…”  concluyó el sabio.
Entrar en un consumismo desmedido nos hace ser infieles a Dios y nos convierte en idolatras.  ¿Piensa usted que no? La Biblia dice que nuestras pasiones combaten con nuestros cuerpos (Santiago 4:1) y esto es una realidad.  También este pasaje hace una pregunta muy atinada:  ¿Qué es vuestra vida? Y nos responde lo siguiente: “Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece”. (Santiago 4:15).  Todo lo que no nos sacia se convierte en vanidad y esto incluye al dinero y a las cosas. El consumismo revela nuestra avaricia y la avaricia es pecado.  El ir tras todas las cosas sin pensar en lo que vendrá después, es semejante a ir tras los ídolos, porque gastamos el dinero para gozarnos en esas cosas y rendimos culto a eso.  El consumismo revela nuestra insatisfacción, denota que no estamos saciados.  Cuando nuestra mente y corazón están puestas en acaparar, conseguir para gastar y no nos organizamos en previsión, viendo lo que REALMENTE necesitamos, estamos revelando dónde está nuestro corazón.  “Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón”.  Lo lamentable es que estas cosas  mañana se van a dañar y tendremos que comprar otra y otra y otra, lo cual hace que no nos satisfagan en lo más íntimo. 
El consumismo fomenta la soberbia y la soberbia es pecado.  Podemos comprar todo lo que se nos antoje, hacer préstamos, llenar las tarjetas de crédito, dejar inclusive de comer y alimentarnos para saciar un deseo vano, y podemos comprar todo lo que los encartes nos traen con sus supuestas ofertas que solo utilizan para atraparnos y hacernos ver como tontos que creemos todo lo que se nos ofrece solo porque está barato, sin embargo, para dar a otros somos bastante mezquinos.  El consumismo nos hace mezquinos porque pensamos: Pero si doy esto no voy a poder comprar aquello.
Es interesante que sea uno de los hombres más ricos de Rep. Dom., el que declara que el consumismo nos lleva a la ruina, un hombre que es dueño inclusive de tiendas de consumo.  Es increíble que muchos creyentes seamos tan consumistas en vez de ser austeros.  La austeridad es de sabios y es una virtud que demuestra los frutos del Espíritu porque indica que tenemos templanza y dominio propio.  Una cosa es ser austero y otra es ser tacaño.  Generalmente el tacaño piensa en sí mismo y en lo que va a dejar de percibir si da a otro que lo necesita.  El austero es aquel que coloca las prioridades en el lugar que corresponde, es aquel que no gasta solo por gastar, solo porque es una buena oferta o porque quizás mañana necesite esto y, como está en oferta, va a dar un tarjetazo para comprarlo.
Isaías 55:2 dice: “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestro alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes de David”.  ¿No hizo Dios rey a David?  Pues Dios no nos va a dar nada si no tenemos la capacidad de saber administrarlo.  ¿Cuántas bendiciones no hemos recibido de Dios y las hemos mal usado?  Y luego decimos: ¡Ay, Dios no me ayuda, Dios no me bendice!, ¡Claro que te ha bendecido!  El problema es que se te olvida que gastaste mal lo que te dio en esa época de bonanza.
Mi esposo y yo hemos trabajado por años en el mercado asegurador y en la motivación, y créanme que recibimos mucho en ese entonces y honestamente lo usamos mal.  Llegamos a comprar carros, a llenar los closets y a adquirir tonterías que cuando las veía luego me preguntaba: ¿Y ahora, esto para qué?  Luego vino el tiempo de tocar fondo, vino el desierto por el cual Dios nos forzó a aprender.  Tuvimos que ver un vehículo achicharrarse en el fuego, quedarnos a pies, vernos sin trabajo, la aseguradora más grande del país en donde teníamos la mayor cartera de clientes quebrada y cerrada, y  sabe algo, pienso que si Dios tuvo misericordia de nosotros fue por aquello que dimos y lo que sembramos en la obra cuando recibíamos.  ¡Fue una grande lección!  Ahora para mí las cosas carecen de valor y de sentido porque me di cuenta que podía vivir sin ellas.  Es mentira que no puedo vivir sin un comedor de 8 sillas, es mentira que no puedo vivir sin un mueble caro, es mentira que necesito de los lujos del mundo para vivir, es simplemente ¡Mentira!  Solo necesito lo que necesito y punto.  El desapego nos libera y nos trae paz, porque cuando usted no se mortifica por lo que otro tiene usted tiene paz:.  Si llega ¡Gloria a Dios! Y si no llega, ¡Gloria a Dios también! Y cuando lleguen usted tendrá la capacidad de compartirlas.
No digo que seamos descuidados o dejados, lo que le digo es que seamos austeros y aprendamos a dominarnos.  Sepa que como dijo don Pepín, la bonanza no es permanente.  Mi suegra suele decir: “Hay tiempo de vacas flacas y hay tiempo de vacas gordas”.
Jesús dijo: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y hallaréis DESCANSO para vuestras almas (Mateo 11:29)”.  ¿Sabe usted lo que es ser Humilde de corazón?  ¿Cree usted que el que es humilde de corazón se desespera por lo que no puede obtener?  El mayor ejemplo de humildad lo tenemos en Jesús.  Siendo Dios no estimó apegarse ni aferrarse a ello.  ¿Sabe lo que eso significa?  Se despojó de su CONDICION de Dios y rey, para convertirse en siervo.  ¿Por qué es que a nosotros nos da tanta brega despegarnos  a las cosas?  ¿No se supone que siendo creyentes, debamos imitar a Cristo?  ¿De qué le sirve al hombre GANAR TODO EL MUNDO si pierde su alma? (Lucas 9:25). Criticamos mucho a los gobiernos, pero ni nosotros mismos sabemos ser austeros.
¿Quieres ser feliz?  Aprende a gozarte y agradecer por lo que Dios te ha dado.  Comienza a entender que vas de paso por el mundo y que si bien es cierto que todo fue creado para deleite y disfrute de sus hijos, también es cierto que Dios no quiere a hombres y mujeres amantes de lo terrenal porque no van a estar preparados para vivir en el reino. Si aprendes  a adquirir las cosas en el momento justo y necesario, cuando realmente puedas hacerlo, entonces dejarás de morticarte tanto y tendrás paz.  Un espíritu austero es aquel que sabe ponerle límites a la obstinación y al desenfreno.  Y a propósito de la navidad y los dobles sueldos, te invito en el nombre del Señor a crear tu plan de prioridades con austeridad.  Ahorra, paga, comparte y adquiere lo necesario, porque mañana no sabemos cómo vendrán las cosas.   Solo así podrás ver más adelante el fruto de tus manos.   ¡Dios te bendiga!


sábado, 1 de diciembre de 2012

SOLIDARIDAD EN EL LUTO

Lectura de día:  Génesis 50
"Los Egipcios están haciendo un duelo muy solemne". (Gén.50:11).

 Hace unos meses, el padre de un amigo falleció y a mi esposo que es pastor, le tocó oficiar el entierro.  Al llegar al cementerio hubo una actitud de prisa entre muchos de los presentes. Mi esposo,que había conocido al padre del amigo, sen sintió completamente dolido por la actitud, inclusive de algunos familiares; así que detuvo el sepelio y llamó la atención de los presentes: "¿Cuál es la prisa? Ha sido un ser humano el que hemos traído aquí para darle sepultura.  Si usted tiene algo que hacer y no quiere estar aquí, por favor retírese  Su presencia no es necesaria". Suena duro ¿no?  Pero realmente la actitud de muchos, y aun algunos creyentes de la fe cristiana, da mucho qué pensar acerca de la solidaridad y el respeto en medio de un fallecimiento.
Jacob había partido de la tierra y José le había hecho la promesa de sepultarlo en la cueva de Macpela, en Canaán, junto a sus antepasados.  Los egipcios guardaron luto por Jacob durante 70 días, a parte de los 40 que tardaron embalsamándolo.  Pero no solo eso sino que el mismo faraón le dijo a José:  ve a sepultar a tu padre, conforme a la promesa que te pidió hacerle (V.6). Por ese largo y polvoriento camino le acompañaron sus sirvientes, los siervos del faraón, los ancianos de su corte y todos los ancianos de Egipto. Estaban todos los familiares de José y dice la Biblia que formaron un cortejo fúnebre muy grande (v.9).  Pasaron 7 días más de luto al llegar a Hatad  y al ver los cananeos la forma como los egipcios se solidarizaban con José dijeron:  "Los egipcios están haciendo un duelo muy solemne" (V.11).
Muchas veces tenemos que ir a una funeraria o a un entierro para acompañar en su duelo a un hermano de la iglesia,  un familiar, un vecino o un compañero de trabajo. Los cristianos sabemos cuál es el sentido y fin de la carne de ese cuerpo inerte en un ataúd, sin embargo, podríamos comportarnos como seres  indolentes al no darle el carácter que merece el momento. Sabemos que no podemos comportarnos como aquellos que no tienen esperanza, pero ciertamente el proceso suele ser muy doloroso.  
Los egipcios, un pueblo que no conocía al Dios de Jacob, completamente pagano y que podemos compararlo en sentido espiritual con el mundo secular, mostró hacia el padre de José un profundo respeto.  Hicieron duelo por muchos días, no había prisa, se trataba del padre del hombre que había salvado el pueblo de una gran hambruna, lo que denota gratitud. Ir a cumplir a un funeral, solo para que nos vean y para que digan que estuvimos allí no es la actitud correcta.  Hoy en día la solemnidad de los funerales se ha ido por la borda.  En algunos casos se hacen espectáculos, se coloca una música estruendosa y prima el desorden y la chabacanería; en otros, podemos ver algunos grupitos haciendo chistes y muertos de la risa. En ocasiones la gente llega al entierro y lo que dice es: Salgamos rápido de eso, que ya el muerto con tierra tiene. Pero la palabra de Dios que da su justa dimensión a todos los sucesos de la vida nos da una muestra de solemnidad y respeto.  Si  bien es cierto que era el padre del segundo hombre de mayor importancia en el país, pudieron haber cumplido el tiempo solo en su ciudad.  No estaban obligados a peregrinar con José, pues habían cumplido su parte. 
En este pasaje el Señor nos llama a reflexionar. ¿Cómo nos comportamos con aquellos que pierden un familiar? ¿Estamos mostrando una real solidaridad cuando pasamos a dar el pésame a un allegado? ¿Le damos el carácter y la solemnidad que el momento merece? ¿Sacamos el tiempo para acompañar a aquellos que pasan por tan terrible pena? Si los egipcios lo hicieron, ¿por qué aquellos que somos parte del reino a veces no lo hacemos? Hoy en día no es necesario caminar tanto ni pasar meses peregrinando, pero una cosa es segura: al pasar por un funeral o entierro, debemos comportarnos con la solemnidad y el respeto que el momento merece.


    

DESDE EL CORAZÓN