¿Alguna vez has estado pasando los canales de la televisión buscando un programa específico, pero te detienes a ver por momentos los que te pasan antes de llegar al que saliste a buscar? Tal vez sucede en la computadora, estás sentada para trabajar, pero te sale uno de esos anuncios de ropa o una película que se ve interesante, le das click y terminas viendo algo muy distinto de lo que pretendías encontrar o hacer al inicio. Me ha sucedido. Me he sentado a contestar un email y de repente me sale una ventana con vestidos largos y hermoso, la abro y resulta que no logro enviar el email en el momento indicado. También me he sentado en el sofá para ver un programa a una hora específica, pero cambiando los canales me detengo a ver el comentario de alguien y cuando decido colocar el canal que pretendía ver resulta que el programa ya ha terminado. "¡wao! se me pasó el programa", entonce digo.
En la vida cristiana puede sucedernos esto muy a menudo. La Biblia nos habla acerca de la debilidad del espíritu. Ciertamente uno puede comenzar muy animado en la fe, uno puede desear crecer, uno puede ir a la iglesia, conocer y compartir con hermanos en la fe. Empezamos muy dispuestos para ir en vía de transformar la vida y darle la oportunidad a Dios para que obre, sin embargo, en el camino puede ocurrir un desvío, algo que nos distrae, y si no desarrollamos un espíritu nuevo y recto esa pequeña estación en la que nos hemos detenido puede entretenernos de tal forma que no lleguemos al final. También sucede que debemos tomar decisiones fuertes en la vida, pero un espíritu débil y escurridizo nos hace dar largas al asunto. No poner las cosas en su lugar también es una forma de debilidad.
Es necesario pedir a Dios en oración constantemente que desarrolle en nosotros un espíritu nuevo y recto. Se necesita firmeza para no salirnos del enfoque de Dios. Cuando no tenemos un espíritu recto vienen los "de vez en cuando". De vez en cuando leo la Biblia, de vez en cuando me pongo de rodillas, de vez en cuando busco crecer un poco más. Cuando no tenemos un espíritu recto pasamos por alto el orden de las cosas. Un espíritu débil no sabe decir que no, no sabe rechazar el pecado, un espíritu débil entiende que sus opiniones no cuentan y que otros son los que tienen en la mano resolver las situaciones. Un espíritu que no es recto no sabe responder de forma directa y clara cuando algo no está bien.
El Salmista David pidió a Dios perdón por su pecado e imploraba con angustia de alma por un espíritu recto. Salmos 51:10 "Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí". ¿Estás detenido en un canal equivocado? Ora al Señor que renueve un espíritu nuevo y recto dentro de ti. Un espíritu recto anhela que las cosas anden bien y que caminen conforme a la verdad.
Oración "Padre amado, cada día camino en la vida con obstáculos y tropiezos. El mundo y todo lo que atrae me persigue. Te pido que me ayudes, quebranta mi vida y mi corazón, crea un espíritu nuevo y recto dentro de mí para rechazar todo lo que me desvíe de ti y para poner en su justa dimensión las cosas a mi alrededor que no están claras o no son correctas, en mi vida, en mi familia, en mi trabajo, en mis relaciones, en la iglesia o en mi nación. Que mi corazón te busque intensamente, que anhele crecer en tu Palabra y que cada día esté listo para hacer tu voluntad cualquiera que sea, Señor. En el nombre de Cristo te lo pido, amén".
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