LECTURA Efesios 6:5-11
"..sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres" (Efesios 6:7).
La palabra de Dios nos da un enfoque acerca del trabajo. Trabajo es todo esfuerzo que se realiza, sin embargo, nuestra sociedad suele llamar trabajo a todo lo que devenga una remuneración o pago. En ese sentido, los empleos o trabajos de los que somos creyentes tiene su propia concepción.
¿Cómo relacionar nuestra vida cristiana con el trabajo, empleo o negocio que desarrollamos? Muy sencillo, sujetando lo que hacemos a la Palabra de Dios. Nuestra motivación debe estar ligada a los principios que Dios ha establecido. Veamos algunas de estas razones:
1.- TRABAJAR COMO UN MEDIO Y NO COMO UN FIN. El trabajo es un medio de sustento. Es una vía o canal para poder alcanzar las cosas que necesitamos o deseamos, pero no debe convertirse en un fin en sí mismo. Un trabajo no debe convertirse en la razón de nuestra vida. Para el creyente el negocio, empleo o la labor que realiza, cualquiera que sea, es solo el medio que Dios ha dispuesto para provisión; no debe llegar a ser un ídolo ni tampoco una herramienta para demostrar cosas (Yo soy mejor que.... porque soy esto o aquello). Tampoco está para seguir las corrientes actuales de alcance de poder. Por medio de la labor que realizamos, podemos alcanzar sueños, metas y lograr ser mejores, pero nunca debemos permitir que se convierta el principal propósito de vida.
2.- TRABAJAR PARA ALEGRARNOS Y AGRADECER A DIOS. Eclesiastés 3:22 dice: "Así, pues, he visto que no hay mejor cosa que alegrarse en su trabajo, porque esta es su parte...". Si usted se alegra en lo que hace, entonces se generará una acción de gratitud hacia quien se lo ha provisto. No maldiga su empleo o negocio, porque está maldiciendo a Dios, que se lo proveyó, cuando lo hace.
3.- TRABAJAR PARA IMPULSAR NUESTRA FAMILIA SIN COMPETIR CONTRA ELLA. Dios mide nuestra fidelidad hacia nuestros seres queridos. Aunque el trabajo puede venir como una motivación de superación y desarrollo personal, este nunca debe convertirse en un rival. Especialmente las mujeres debemos tomar esto muy en cuenta. La mujer que se describe en Prov. 31 desarrollaba su labor a partir de su familia y no de ella misma. El verso 23 dice que su marido se conoce en las puertas cuando se sienta con los ancianos de la tierra. Es común hoy en día que muchas mujeres se crean con mayor autoridad que sus esposos, solo porque ganan un mejor salario. El diseño original de Dios es crear familias sanas, mujeres sujetas, amantes de sus hijos y respetuosas de sus maridos (Tito 2:3-5). Los hombres que dicen seguir la fe de Cristo, también deben proveer para su familia según Dios lo ha establecido (Génesis 2:18), amar a sus esposas y no exigirle una responsabilidad que de primer orden es a ellos a quienes le corresponde.
4.- TRABAJAR PARA PARA SERVIR A DIOS Y MEDIR NUESTRA FIDELIDAD HACIA EL.
Además de brindar un beneficio económico para usted y su familia, el trabajo es un medio para glorificar a Dios. "Buen siervo fiel, en lo poco has sido fiel, en lo mucho te pondré..." (Mateo 25:21). Dios mide su fidelidad a él por los recursos que usted provee para el establecimiento de su reino (Diezmos y ofrendas) Esto es una cuestión de gratitud y de reconocimiento de que no es por sus fuerzas sino por la gracia del Padre. Lo mide por su disposición a ayudar a otros (Extendiendo su mano al pobre y menesteroso). Mide su servicio porque el trabajo no debe nunca ser un estorbo para servir a Dios. Muchas personas ponen excusas de que están agotados y no se interesan en servir, y aunque es cierto, quiero comunicarle que Dios no llama a vagos. Es muy fácil que alguien que no haga nada vaya, lo difícil es que alguien ocupado vaya, porque si va, esto indica que su amor por el Señor está por encima de su propio cansancio ¿Ve la diferencia? A veces perdemos el tiempo en cosas que no tienen ningún valor: Ver tele, internet, ver una pelicula, etc. No se deje robar el tiempo, levántese porque él es quien multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna (Isaías 40:29).
5.- PARA SER EMBAJADORES DEL REINO. Tenemos un llamado a vivir una vida santa en cualquier lugar donde nos encontremos. Debemos cuidar nuestra manera de hablar, de conducirnos, sin ofensas ni gritos ni malas palabras (San Antonios), sin chismes, contiendas, con toda prudencia y respeto a nuestros superiores, con consideración a nuestros compañeros, administrando bien el tiempo, con honestidad y respeto a las normas establecidas. No sirva al ojo. Dios le ha puesto a usted allí para que testifique con su vida y con sus labios Hable de Cristo y no se quede callado (Claro, que debe hacerlo con prudencia) Usted puede ser de bendición y consuelo a otros al mostrar el amor y la gracia redentora de Cristo. Que todos los que se relacionen con usted puedan decir: verdaderamente este es un cristiano.
Que nuestro papel en los negocios y empleos, sea de alcance de las vidas de otros para el reino de Dios. Nuestro estilo de vida juega un rol decisivo en la sociedad. Que seamos agentes de cambios y de transformación, haciéndolo todo para el Señor y no para los hombres. Dios te bendiga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario