miércoles, 17 de mayo de 2017

LA BONDAD DEL TIEMPO

Si hay algo que goza de toda sabiduría es el tiempo.  El tiempo, que ha sido una provisión de Dios para el manejo de las cosas, es capaz de hacer que muchos momentos turbulentos puedan volver a un nivel de serenidad.  Es cierto que tenemos la capacidad de controlarlo  en cierta medida, pero también es cierto que en base a lo que sembramos, cosechamos.   Cuando hablamos de relaciones entre los seres humanos podemos decir que el tiempo es un factor determinante.  Puedes estar pasando por una situación de dificultad en la que todo esfuerzo realizado ha sido en vano y aquel sabio llamado "tiempo" se encarga tarde o temprano de colocar los procesos en  justa posición.

En una sociedad tan difícil como la que vivimos hoy donde todo es  acelerado y express, dejar que el tiempo actúe puede resultar incómodo.  Podríamos decir que no es de sabios dejar que algunas cosas se resuelvan con el tiempo, de hecho, no es parte de mi discurso cotidiano.  Creo que las cosas no se dejan al olvido, se resuelven.  Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que en ciertas ocasiones habrá que dejar que el tiempo sea el que acomode los asuntos de la forma  que solo él  sabe hacerlo.

Puede que en alguna situación hayamos hecho lo que nos corresponde, que nuestra actitud haya sido la adecuada, nuestras bocas hayan diligenciado decir lo justo o lo conveniente sin obtener lo que esperábamos.  Pero es en momentos como esos en donde debemos descansar en el tiempo, porque puede no estemos del todo preparados para recibir lo que buscamos, tal vez porque hemos de requerir una mayor madurez para comprender, y es el tiempo precisamente que nos la provee.


 "...el corazón del sabio discierne el TIEMPO y el juicio".

 Eclesiastés 8:5 

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