lunes, 1 de febrero de 2016

LA SENCILLEZ DE LA VIDA

"Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, 
para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros."
2 Corintios 4:7


Iba caminando por los pasillos de una tienda buscando un sobre de café.  Realmente mi aspecto no era muy elegante que digamos.  Había salido por la puerta de la casa corriendo para llevar a mis hijas al colegio y estaba retrasada.  La noche anterior me había quedado trabajando hasta la madrugada. La esposa de un amigo se me acercó para saludarme, pero su mirada intensa de arriba hacia abajo me lo dijo todo:  ¡Estás hecha un desastre niña¡  

La vida de hoy la corremos con tanta rapidez que, estando tan ocupados muchas veces uno no se detiene a ver el impacto que se puede causar en los demás cuando se muestra descuidado o desorganizado.  Sin embargo, aunque sí es válido cuidar lo mejor posible la apariencia, no es menos cierto que también se ha perdido algo de sencillez y de naturalidad en la forma de relacionarnos con los demás.  Eso me trae a la memoria a mi amigo Johnny, un hombre que no tuvo la oportunidad de nacer con todas sus facultades mentales como la de cualquier individuo, no obstante, Johnny tiene algo que no cualquier ser humano "normal" posee:  tiene el cariño, el abrazo, la ternura, los pies dispuestos a correr para expresar con simpleza y naturalidad el amor, sin importar lo que el otro lleva puesto, el carro en el que anda o la popularidad que posee, esto porque Johnny ve, no con los ojos sino con el corazón.   Cuando visito mi casa materna es Johnny el primero que corre a implantarme un buen beso en la mejilla y un gran abrazo.

No todos los días se amanece con el ánimo de estar maquillado o en tacones.  Felicito a aquellas que siempre lo logran, pero muchas veces la sencillez de corazón no se denota a través de lo que se lleva puesto, sino en la actitud que tomamos frente a las personas que nos rodean, aquellas con las que nos encontramos en el diario caminar de la vida.   Mirar por las apariencias hace que nos olvidemos de ser sencillos de corazón.  No estoy diciendo que esté mal preocuparse pues hay normas éticas y códigos en la sociedad,  pero de vez en cuando a los creyentes se nos olvida que nuestro maestro nunca trató ni se preocupó en lo absoluto de impresionar a nadie en la tierra.  De hecho, Jesús era el primer enemigo de la pomposidad y la vanagloria.  Lo cierto es que aun en los caminos de Dios podemos mirar con desdén a quienes no catalogamos como de nuestro nivel.  

Las cosas complicadas no eran de la predilección del Señor para tratar temas, todo lo contrario, era en los asuntos sencillos de la vida en donde centraba todas sus enseñanzas:  un lirio, un árbol, el campo, entre la altanería y la humildad, tengamos cuidado de no cruzarla.

Oración:  "Señor, hazme un instrumento de tu amor.  Que no mire yo por encima de los hombros a las personas,  sino que con tu amor pueda instruir, corregir, abrazar, tolerar y aceptar a aquellos que no han tenido las mismas oportunidades que yo.  Hazme, Señor, un ser humano conforme a tu corazón. Amén.



O

3 comentarios:

Unknown dijo...

Perdimos la capacidad de ver la esencia. Clasificamos la gente por su cobertura. Tristemente nos sigue gustando que nos engañen vivir en estados unidos me enseñó a no ver apariencias la gente es funcional y su imagen casi nunca es coherente con quien es. Eso me obliga a tratar la gente y ver su interior. Luisa pascual

Municipes dijo...

Amén. Así es

Municipes dijo...

Amén. Así es

DESDE EL CORAZÓN