(24)Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. (27) Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre arena.
Mateo 7:24-29
El maestro nos hace una
advertencia muy seria en el cap.7 del evangelio según San Mateo, a partir del
verso 24: "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las
hace..." Luego dice que la persona que hace eso lo compara como un hombre
prudente que edifica su casa sobre la roca. En esta
advertencia Jesús llama la atención sobre la manera en cómo conducimos y
edificamos todo lo que concierne a nuestras vidas, sin dejar absolutamente nada
fuera.
Cuando
construimos una casa sobre bases que no tienen ninguna seguridad o arraigo, es
seguro que el fin será la ruina. Una
casa que se construye sobre la arena, al llegar un terremoto, un ventarrón, un
tornado o una manga de viento, si no queda por completo destruida, al menos
sufrirá graves daños. Aún las casas que
se construyen en las áreas de playas reciben
un tratamiento especial para que no terminen derribadas. Lo recomendable para este tipo de viviendas
es que se le coloquen losas de hormigón en la base que apoyen las paredes o
columnas, o se le hace zapata y se unen todas con una serie de vigas corridas.
Nuestra
vida es esa casa, la nación también es la casa en la que vivimos. Muchas veces nos enfocamos en que nuestra
vida personal esté cubierta de la roca, pero nos olvidamos de que la nación
también necesita ser establecida en la roca; no podemos ignorar lo que sucede
en ella y el hecho de que cada vez más las naciones y sus gobiernos ponen sus
cimientos en arena. Esa es la razón por
la que se tambalean y sufren tanto.
Recordemos
que cuando El Maestro hablaba sobre estos asuntos, se dirigía a una multitud en
un monte, y no se refería exclusivamente al grupo pequeño de sus discípulos, lo
que debe hacernos pensar en que estos mandatos son para aplicar en todos los
niveles. La multitud incluye, no solo a la iglesia, sino a toda la
humanidad. El inconveniente mayor que
enfrentamos al poner en práctica estas enseñanzas tiene que ver con los
sacrificios que hemos de hacer para ponerlos por obra. Definitivamente hay que cargar una cruz bien pesada, y es más fácil cargar una cruz
limitada como la propia, que cargar la
cruz de una multitud como la nación.
Sepa que
los vientos contrarios soplan con ímpetu y quieren azotarnos. Las nuevas corrientes de este siglo, la
mundanalidad, el secularismo, la libre práctica de pecado, la corrupción del
pensamiento sacro, todo eso asecha contra nuestra casa y son tornados que
buscan destruir lo que Dios ha establecido.
Cristo nos hace un llamado muy serio. Oremos para que sea puesto en
nuestros corazones el ánimo y la decisión de edificar sobre La Roca con hechos.
Que tomemos todas las herramientas de albañilería necesarias para
construir bien nuestras vidas y nuestra nación.
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