"Sin embargo, no sabéis cómo será
vuestra vida mañana.
Sólo sois un vapor que aparece por un
poco de tiempo y luego se desvanece".
Santiago 4:14
Hace unos días a la familia llegó una
triste noticia. Una gran mujer, madre y esposa partió de este mundo
en circunstancias muy inesperadas. Había venido desde los Estados
Unidos para realizarse una cirugía y días después, debido a
complicaciones falleció. Era una mujer llena de vida y de
mucho carácter. Casada por muchos años con un esposo que lloraba
inconsolable la partida de su amada. Dos hijos se encontraban absortos
ante el cuerpo de su madre en un ataúd, lo cual les era difícil reconocer
y aceptar, ya que se suponía que ella regresaría a su casa en excelentes
condiciones luego del tiempo de recuperación de la cirugía. Hermanos,
cuñados, sobrinos y todo el que la conoció se encontraba tristemente
sorprendido ante lo ocurrido.
Pero Dios que conoce todo lo que ocurre debajo del sol, y a quien nada escapa, no se encontraba como nosotros. Dos días antes de la cirugía nuestra querida pariente había solicitado a su hermano, un reconocido médico que sirve al Señor junto a su esposa, que la llevara a la iglesia. Se atavió con un hermoso vestido, como si de una gala se tratara y se fue un domingo en la mañana al templo para escuchar la voz de Dios. La invitación para aceptar a Cristo fue hecha a los presentes y nuestra querida Nazaris Javier con lagrimas pasó adelante recibiendo a Cristo como su salvador personal. Dios sabía que ella partiría de este mundo y le extendió la oportunidad para recibir el regalo de la vida eterna, lo cual ella aceptó. Sin embargo, muchos no piensan en que podrían partir en cualquier momento de este vano mundo, y salen de él habiendo rechazado tan grandioso regalo.
El apóstol Santiago hace una reflexión
acerca de la vida y la compara con un vapor que aparece por un poco tiempo y
luego se desvanece. Nuestra vida es como
una simple neblina, el asunto es que a todos esa parte se nos olvida. Pensamos que somos seres eternos y planeamos
todo en la vida como si así fuese. Pero
hay una canción que dice: “La vida te da
sorpresas, sorpresas te da la vida” lo cual es algo completamente cierto. ¡Cuántas personas hemos conocido que han
partido de este mundo de manera inesperada sin importar la edad! Lo cierto es que nosotros podríamos ser uno
de esos, el problema es que se nos olvida o simplemente no queremos pensar en ello.
Hoy es domingo de resurrección y Cristo nos
ofrece la oportunidad de salir de este mundo con una garantía de vida. Por cuanto él resucitó, si aceptamos su
sacrificio en la cruz y su resurrección, recibiéndole como nuestro Señor para
hacer su voluntad, nosotros también resucitaremos en el día final. Hechos 24:15 dice: “Teniendo esperanza en Dios, la cual ellos
también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos así de justos
como de injustos”. 1ra. De
Tesalonicenses 4:16-18 nos da la gloriosa esperanza de que Cristo descenderá
del cielo y los que hayan muerto en él resucitarán, siendo reunidos con los que
se encuentren vivos en ese momento para ser arrebatados en las nubes y recibir
al Señor para estar siempre con él.
Por eso debemos animarnos unos a otros y alentarnos
en esa gloriosa esperanza. Piensa en
esto: la vida es un soplo de la cual no
tenemos control alguno. La única garantía
es la que cristo nos ofrece. ¿Ya has echado mano de la tuya?
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