jueves, 14 de marzo de 2013

VIDA Y MATRIMONIO: PASANDO LA INFERTILIDAD (PARTE 3)


     Siendo así las cosas, ¿Por qué aparecen en la Biblia esos ejemplos de Sarah, Rebeca, Ana, etc., etc., etc., que hablan acerca de que Dios da hijos si se pide con fe y  a usted no le ha dado ninguno?  ¿Qué podemos decir de eso?  Bueno, es probable que su caso diga a gritos que los relatos bíblicos son una contradicción, pero quiero aclararle que no lo son. Dios es el Dios de lo imposible y hace milagros.  De hecho, se eso se trata la fe, de esperar con certeza aquello que nuestros ojos no ven como si ya fuesen (Hebreos 11:1).

        En mi experiencia personal, para el año 2007 yo estaba embarazada de 7 meses.  Esta era mi cuarta niña.   Usted me diría:  pero como se va a quejar si ya tiene tres; pero quiero aclararle que por lo menos en lo que a mí concierne, el sentimiento de ilusión materno estuvo tan presente en esa bebé como si hubiese sido la primera y cualquier mujer que haya experimentado una pérdida similar me puede entender.  El punto es que todo estaba listo para recibir a “Ivanna” (nombre que íbamos a poner a la niña).  Mi esposo, mis hijas y yo teníamos toda la ilusión.  Al principio, debo confesar que estaba algo asustada por el hecho de que criar cuatro hijos no es cosa fácil, además de estar trabajando secularmente nos encontrábamos pastoreando una congregación, pero conforme fueron pasando los meses, la ilusión de salir a pasear con cuatro niñas y de verme tan joven aún con 4 (esto me lo decían los demás) me hacían sentir muy feliz.   Pero esas ilusiones quedaron frustradas cuando en agosto del 2007 súbitamente el corazón de Ivanna dejó de latir.    El dolor que esto me ocasionó y los sentimientos de culpabilidad comenzaron a visitarme continuamente.  Cuando me di cuenta que algo andaba mal en mi vientre, además de acudir a mi médico, en mi corazón se abrió un incansable ruego delante de Dios.  Repetía una y otra vez: «Señor, la hija de Jairo[1], la hija de Jairo, Señor.  Salva a mi hija.  Tú puedes hacerlo.  Tengo fe de que así será.  Eso es lo que Dioris y yo enseñamos siempre, además es lo que dice tu palabra.  Por favor, que todo esté bien, confío en ti Señor».  Yo me encontraba sola en aquella clínica porque mi esposo estaba en el interior realizando un trabajo, así que llamé por teléfono a una hermana de la iglesia y mejor amiga, la cual vino a acompañarme.   A medida que avanzaba el doctor en la búsqueda de los latidos de corazón de Ivanna, en esa misma medida mi corazón de iba haciendo añicos.  Fue terrible el momento cuando me dijo: «Lo siento, pero no hay latidos.  Debo hacerte una ecografía».  A pesar de su declaración mi esperanza se mantenía viva: tal vez estaba muy dormidita; tal vez el estetoscopio estaba dañado, no sé, pero se me asomaron todos los tal vez, esa negación por la que todas pasamos.  Pero luego, llegó la realidad.  En aquella sala de sonografías, me encontraba con la terrible noticia de que la niña había muerto por un paro cardiaco.  Lo único que pude hacer fue irrumpir en llanto.    Solo tenía el abrazo de mi amiga que junto a mi lloraba y repetía: «Lo siento tanto, lo siento».

       Cuando esto sucedió me pasé toda una semana en cama recibiendo las visitas de amigos, familiares  y hermanos de la congregación.  Pero en esa ocasión vino una persona que me dijo algo que me hizo comprender lo más importante de este proceso.  Deborah Climie es una misonera de la Alianza Cristiana y Misionera que llevaba junto a su esposo un tiempo residiendo en la República.  Ese día Deborah me trajo una libreta muy bonita y un bolígrafo.  Me djo: «Evelyn, debes escribir aquí todos los sentimientos que te envuelven.  Desahógate con Dios y escríbele todo lo que esperabas departe de él y lo que esperabas de ti misma.  Luego, despídete de Ivanna.  Es necesario que te despidas.  Después vas a ver que aun cuando lo que Dios permite no tiene una aparente razón, él siempre tiene guardado un propósito, y tú sabes que así es».   Hoy, al escribir este testimonio, puedo encontrar esa razón.    He encontrado esa razón en todas las mujeres que me ha tocado consolar en momentos difíciles.  Increíblemente meses después, cuatro mujeres de mi congregación pasaron por situaciones similares: dos con abortos espontáneos, una con la muerte de su hijo, otra con la  pérdida de un embarazo  muy avanzado al igual que yo.

      Una vez escuché el testimonio en el Club 700 de una chica llamada Heather Millers, y ella decía que muchas veces quería pegarle un bibliazo en la cabeza a los que siempre le repetían Romanos 8:28 como una manera de salir de ella con una respuesta simple: «A los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien».  Esto es verdad, ¡y claro que lo es!, pero no siempre las personas tienen la capacidad de recibirlo en el momento como tal; pero nosotros como buenos cristianos, queremos dar respuestas que simplemente no tenemos.  ¿Es tan difícil admitir que no lo sabemos todo?  Hasta cierto punto, es una manera de juzgar al decirle a la persona que está mal porque se siente mal.  Creo que es una forma de evadir nuestra responsabilidad y de darle una respuesta para salir del paso a aquellos que padecen procesos de dolor.

     El Dr. James Dobson (Me gusta mucho leer sus obras porque son bastante realistas) en su libro: Cuando lo que Dios hace no tiene sentido, hace una muy interesante declaración: «habrá momentos en la vida de cada persona cuando las circunstancias no tienen sentido, cuando nos parece que lo que Dios ha hecho no tiene sentido. Este es un aspecto de la fe cristiana del cual no se habla mucho. Tenemos tendencia a enseñarles a los nuevos cristianos las porciones de nuestra teología que son atractivas a la mente secular: Dios te ama y tiene un plan maravilloso para tu vida.  Esa declaración es totalmente verdadera. Sin embargo, da a entender que el creyente siempre comprenderá ese “plan maravilloso”, y que lo aprobará.  Le pido a la persona que se siente muy afligida, cuyo corazón está quebrantado, y que se siente desesperada por escuchar una palabra de estímulo, que me permita asegurarle que usted puede confiar en el Señor de los cielos y de la tierra. Existe seguridad y descanso en la sabiduría eterna de la Biblia.  Usted verá que podemos confiar en el Señor, aun cuando no entendamos lo que ÉL hace. Usted puede estar seguro de esto: Jehová, el Rey de Reyes y Señor de Señores, no está caminando de un lado a otro por los pasillos del cielo sin saber qué hacer acerca de los problemas que existen en la vida de usted.  El puso los mundos en el espacio. El puede tomar en sus manos las cargas que le están agobiando. Y para comenzar dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46:10)». [2]

      Solo Dios tiene las respuestas oportunas para las mujeres que pasan por el proceso de infertilidad.  Lo único que podemos hacer las personas como yo que nos atrevemos a escribir sobre este asunto, es simplemente darle apoyo, esperanza, consuelo y nuestra solidaridad en fe.  Lo que va a ocurrir al final del camino, solo Dios lo sabe. 
     
      A través de estos procesos es mucho lo que Dios puede hacer y enseñarnos.  Hay muchos testimonios que así lo han expresado.   A través de los procesos difíciles muchas mujeres han encontrado el camino a Dios, el cual día a día va renovando sus mentes conforme a sus misericordias, les enseña su palabra la cual les da aliento, les ayuda a crecer y les muestra u fidelidad.  Gracias a la presencia de Dios en este peregrinar, muchas mujeres han podido levantarse, y ni hablar de la manera en como Dios las ha usado para poder ministrar a muchas otras que pasan por una situación similar.  A través de esas experiencias muchas mujeres son sanadas y consoladas.  Muchas mujeres son escuchadas en su dolor y hay momentos en los que es lo único que importa: simplemente ser escuchadas con atención.   
He aquí algunas promesas y propósitos de Dios para la consolación:
§   Romanos 15:4: «Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza».
§   2 Corintios 1:4: «El cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios».
§  Filipenses 2:1-2 «Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,  completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa»
§  Romanos 5: 1-5 «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;  por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia;  y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;  y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado».
       Querida amiga, lo único que puedo decirte es que busques en Dios la paz y el descanso que tu corazón  necesita.  Sabemos que no es fácil, de hecho, cuando menos lo pienses van a volver esos pensamientos que no te dejan olvidar lo que te sucede, pero lo cierto es que Dios está interesado en ti.  El reverendo Reuben Welch, ministro y autor de varios libros, dijo en una ocasión: «Con Dios, aun cuando nada está ocurriendo, algo está ocurriendo».   La Biblia nos dice que Dios sabe de todas las cosas de las cuales tenemos necesidad y nos pone un camino por el cual andar que consiste en Buscar el reino de Dios: «Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas» (Mateo 6:33).  ¿Cuáles cosas?  Solo él lo sabe. 

       Anímate a experimentar el amor de Dios, y su paz: «No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús» (Filipenses 4:6-7).
        Hay una respuesta que no cambia y que no tiene sombra de variación:  la respuesta de Dios.  ¡Sí! Así como lo ha leído.  La respuesta de Dios para usted se llama descanso, se llama paz.   Por medio de la fe puesta en Dios, usted podrá ser guiada con esperanza en vez de desilusión, con llenura en lugar de vacío, con alegría en vez de tristeza, con aceptación en vez de rechazo, con perdón en vez de culpabilidad, con paz en vez de tribulación, con libertad en vez de opresión.  Deseo de todo corazón que Dios conceda los deseos de tu corazón, pero además deseo que te llene de su paz y de su presencia.


[1] S.Marcos 5 :21-43

[2] Dr. James Dobson. Cuando lo que Dios hace no tiene sentido (Cap.2).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Evelyn:

He leido este articulo por casualidad. De alguna manera Dios lo puso en mi camino, pues acabo de pasar por una perdida al igual que esta historia. He perdido a mi bebe, su corazon tambien paro de latir subitamente y el dolor que siento no es facil. Dios me ha dado respuestas a traves de su historia. Gracias por compartirla. Ahora mas que nunca puedo dar gracias aunque todavia sigo sin entender, descanso y respeto la voluntad de Dios.

Gracias por sus palabras, las cuales senti que venian dirigidas a mi.

Bendiciones.

Kenia

Evelyn García de Astacio dijo...

Dios te bendiga Kenia. Gracias por tu comentario.

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