miércoles, 21 de marzo de 2018

ME TRAICIONARON ¿Y AHORA QUÉ HAGO?

"Solo aquel que es bastante valiente para perdonar una ofensa, sabe amar".
Gandhi

¿Alguna vez te traicionaron? ¿Alguna vez fuiste objeto de una mentira? Conozco un joven que pasó una situación de abandono y traición muy dolorosa.  En medio de un proyecto de estudios sus compañeros lo retiraron del grupo por las intrigas levantadas por un nuevo integrante que lo acusaba de no haber hecho nada.  Aquel joven tuvo que salir de viajes dejando a alguien a cargo,  pero a pesar de haber dejado el equipo bien conformado y el trabajo casi completado fue sacado del proyecto sin tomar en cuenta ninguno de sus esfuerzos y aquel muchacho no pudo graduarse junto a sus compañeros.   Muy pocos de los que se hacían llamar "sus amigos" se molestaron en preguntar qué realmente había sucedido y en defender su integridad a pesar del valioso tiempo que el joven había dedicado previo a su viaje. 

Historias sobre traiciones hay muchas, y La Biblia presenta un gran número de ellas.  Los momentos de una traición pueden darse en distintos escenarios y formas.  Puede haber traición en el noviazgo, en el trabajo, en el matrimonio, en la misma familia y hasta en la iglesia.  Los malos entendidos, la deslealtad, las disputas, el engaño y las mentiras pueden llegar de donde menos esperamos. Diariamente se viven situaciones de rechazo, infidelidades matrimoniales, pleitos entre hermanos, etc. Esto provoca un dolor indescriptible y una herida muy profunda.  Podemos llegar a pensar que perdonar es imposible.  Te sientes tentado a pagar con la misma moneda,  a hablar constantemente sobre aquello para defenderte.  Puedes también llegar a sentirte culpable y sentir que has sido un tonto o una tonta por dejarte utilizar de forma estúpida.  

 Las traiciones se confrontan, la Biblia nos manda a confrontar lo incorrecto (Proverbios 1:10), porque generalmente una persona desleal presenta señales.  Una persona que programa la traición no trata los asuntos de manera directa, se vale de otros para transmitir informaciones o justificar lo que ha pensado hacer.  Las manipulaciones son parte de las artimañas que el enemigo pone en el corazón de aquel que se prepara para dar la estocada. Eso no quiere decir que hay acciones propias que llevan a otros a cometer una falta, pero en medio de la falta (sea que haya razones válidas o no),  el enemigo va tejiendo sentimientos de víctima para hacerle creer que lo que hace tiene justificación.  Los conflictos mal sanos  no vienen de Dios.  Aun el que cree tener la razón, puede caer en el pecado de hablar demasiado,  de pagar mal por mal, y tanto quiere defenderse que lo que hace es herirse más y más.  Es como tener un cuchillo clavado profundamente y tratando de quitárselo la herida se abre mucho más.  

La pregunta que debemos hacer es la siguiente:  ¿Es posible sanar de una traición y seguir adelante?  La respuesta:  "Sí. Es posible".  Esa posibilidad se abre solo a través del perdón y con la ayuda del Espíritu de Dios sobre nosotros y su Palabra.  Al entregar nuestras heridas a Dios, con el tiempo él se encarga que las aguas vuelven a su nivel.  Debemos continuar con la actitud de servicio inclusive para aquellos que nos han dañado o dado la espalda. "No dejando de hacer el bien porque a su tiempo segaremos si no desmayamos" (Gálatas 6:9).   Jesús, nuestro Señor, sabe perfectamente sobre la traición.  Por eso dijo "PADRE, PERDÓNALOS PORQUE NO SABEN LO QUE HACEN". 

Estás profundamente herido por una traición?  Toma hoy la decisión de quitar esa carga que solo a ti te está pesando. En medio del dolor por la herida puedes creer  que todo está perdido, pero no es así.  Si tomas la decisión de descargarte verás que avanzarás más liviano, porque perdonar es como quitarte de arriba un saco lleno de piedras que otros han colocado en tu espalda. Aunque tú no te lo pusiste,  igualmente pesa y duele, pero está en ti la decisión de seguir cargando o deshacerte de él.   No dejes que las heridas te limiten, Dios de seguro usará ese tiempo de dolor para moldearte. Recuerda que después de la muerte vino la resurrección.  ¡Tú puedes resucitar a pesar de la traición!   No Busques consejo en cualquier persona, conversa con  alguien neutral y entendido, de buen testimonio, valiente para actuar con justicia dando a cada quien lo suyo.   Si te están dañado la reputación aclara a quienes te pregunten, pero no guardes rencor en tu corazón, y tal como lo hizo El Maestro, ora así:  "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen".  "Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, Dios, su Padre que está en el cielo, los perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los demás, tampoco su Padre los perdonará a ustedes." Mateo 6:14-15 


lunes, 19 de marzo de 2018

RECONOCER LAS VIRTUDES DE OTROS


"No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, 
y que cada uno considere a los demás como mejores que a sí mismo". 

Filipenses 2:3

Generalmente las personas solemos notar y comentar los errores y defectos de los demás, sin embargo, reconocer las virtudes de otros refleja madurez,  carácter y demuestra lo que hay dentro del corazón.  Una persona que no acepta que alguien ha hecho algo "bien" solo por competencia, orgullo o egoísmo no se da cuenta que en vez de edificar está derribando y que en vez de quitar el mérito a la persona se lo quita a Dios, pues es Dios quien provee todo don perfecto y toda buena dádiva (Santiago 1;17).  

Usar palabras de reconocimiento o elogio por la labor de otros demuestra nuestro nivel de respeto por las cosas y demuestra nuestro nivel de humildad y de agradecimiento.  El apóstol Pablo en sus cartas deja ver el agradecimiento que sentía por las acciones que merecían algún reconocimiento:  "Siempre doy gracias a mi Dios por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús" (1ra Corintios 1:4),

A todos nos encanta ser elogiados y reconocidos, entonces ¿por qué no reconocer lo que otros hacen bien? ¡Hay tantas acciones que merecen nuestro elogio!  Al dejar de reconocer lo bueno que otros hacen nos convertimos en ladrones, pues robamos méritos, pero también hablamos falsedad y mentira (Efesios 4:25).

Libera palabras de admiración y reconocimiento sobre lo bueno que otros hacen.  Al tomar esta actitud estarás provocando un cambio poderoso en tu vida. Apreciar lo que otros hacen o dicen genera un clima positivo y alimenta nuestro espíritu.  Así que, "reconozcamos a los que con diligencia trabajan entre nosotros, y nos dirigen en el Señor y nos instruyen" (1ra Tesa. 5:12), pues como dijera Baltasar Gracián "Aprobarlo todo, suele ser ignorancia; pero reprobarlo todo es malicia".

viernes, 16 de marzo de 2018

SEAN PACIENTES Y TOLERANTES


"Yo, pues, prisionero del Señor, os ruego que viváis 
de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados, 
con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, 
soportándoos unos a otros en amor.."
Efesios 4:1-2


Cuando salimos diariamente a la calle, nos da la sensación de que vivimos en medio de una sociedad que no tiene tolerancia.  La gente grita en el tráfico, en las cajas de supermercados clientes contestan de mala manera a la cajera, en el salón de belleza se discute por los turnos sin investigar quién llegó primero, en fin, es como si las personas olvidaran que no viven solos y la individualidad va abriéndose paso de una manera acelerada.

El mundo es cada vez más individualista, algo paradójico en un mundo de REDES.  Se supone que las personas deberían socializar más, pero aun en estos medios creados para que las personas socialicen el interés de sobresalir individualmente es sumamente marcado.  Hacemos una publicación y nos preocupamos porque todo el mundo la observe y le otorgue un "like".  Es algo a lo que no escapamos (Me incluyo diez veces).

El diccionario define "La tolerancia" como "La actitud que respeta las opiniones, ideas o acciones de las demás personas aunque no coincidan con las propias".  La paciencia es definida así "Calma o tranquilidad para esperar" y "Capacidad de tolerar adversidades o cosas molestas,  ofensivas o con la que estamos en desacuerdo, con fortaleza, tranquilidad y sin quejarse ni rebelarse".

La Biblia nos habla en distintos pasajes sobre paciencia y tolerancia.  En el Capítulo 4 de Efesios claramente se nos pide que seamos pacientes y tolerantes unos con otros en amor, con toda humildad y mansedumbre.  La falta de tolerancia y de paciencia son actitudes que se reflejan desde tiempos antiguos, no es nada nuevo.  Dios nos pide que seamos benignos, que mantengamos la templanza y la paciencia de unos sobre otros.  No significa que vamos a apoyar aquellas cosas que riñen con las buenas costumbres o que son pecaminosas o que traen dificultades a la sociedad.  Al hablar de tolerancia y de paciencia debemos ver primeramente en nuestra propia casa, con nuestros hijos, cónyuges, vecinos.  Esas personas con las que cada día interactuamos.  Cultivar paciencia y tolerancia es seguir amando a las personas tal y como son, y cuando vayamos a corregirlas (porque habrá que hacerlo en algunas circunstancias), hacerlo con el debido respeto que cada ser humano merece.  Al hacerlo con los más cercanos, podremos manifestarlo en toda la sociedad.  

Dios te bendiga.

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martes, 27 de febrero de 2018

EL QUE ENCUBRE SU PECADO

El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa 
y se aparta alcanzará misericordia." Proverbios 28:13.

El perdón de los pecados es algo que Dios ofrece gratuitamente por su gracia y su misericordia.  Para ganar el perdón no tenemos necesidad de realizar penitencias, obras extraordinarias o cualquier tipo de acción.  La Biblia dice en Efesios capítulo 2 que la Salvación no es algo que se consigue por sí mismo. “No por obras, para que nadie se jacte de ello o se gloríe”.   Claro que tanto el perdón como la fe, cuando lo recibimos con gratitud desarrolla para con todos los que nos rodean frutos de arrepentimiento porque la fe sin obras de justicia resultaría vana.  Esas obras nacen producto de haber recibido el regalo inmerecido de Dios a través del sacrificio de Cristo.

Una manera de mostrar frutos de arrepentimientos y obras de justicia es a través de la confesión.  El Señor nos pide que confesemos unos a otros nuestros pecados.  En ocasiones cometemos faltas contra otros y vamos de rodillas ante Dios para implorar su perdón por el fallo, pero no lo hacemos ante la persona afectada.  El apóstol nos dice: "Confesaos vuestras faltas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados." En Santiago 5:16.

Sin duda, Dios es el único que puede perdonar pecados, pero él exige de nosotros una milla más:  “reconocer la falta ante la persona agraviada”.  Después de todo, usted o yo podremos hacer algo a escondidas de un ser humano, pero nunca de Dios, pues tarde o temprano todo se sabe, pues no hay nada oculto debajo del sol que no haya de manifestarse  (Lucas 8:17).  Pienso que es precisamente el amor de Dios y su misericordia la que hace que esas faltas cometidas por sus hijos se manifiestan tarde o temprano, porque solo de esa manera la persona se encuentra en su realidad de pecado.

A veces ofendemos con nuestros actos o con lo que decimos.  Tal vez hemos humillado a alguien, hemos manchado un nombre, robamos no solo algo material sino la paz de otro, hemos traicionado, engañado, cometido infidelidad o hemos albergado pensamientos vengativos en contra de alguien. A lo mejor  has desobedecido tajantemente a una autoridad, o no has tomado en cuenta el dolor o malestar que con tus actos causas a un ser querido. Los que no se humillan delante de la mano poderosa de Dios no prosperarán, pero tampoco los que no confiesan sus faltas ante los demás y los que no se apartan de ella.

Confesar  no es un asunto ligero, algo que tomamos como cualquier cosa, pues no hay pecados insignificantes, cualquier pecado interrumpe nuestra comunión con Dios y casi siempre con nuestro prójimo.  El verdadero arrepentimiento trae consigo una confesión de carácter específico y reconoce de manera particular a quienes hemos agraviado.  Por eso necesitamos arreglar cuentas con Dios y  también con la persona afectada, pues eso declara lo que realmente hay en el corazón.  Es el mismo capítulo 28 de Proverbios que dice en el verso 14: “Bienaventurado el hombre que siempre está temeroso: Mas el que endurece su corazón, caerá en mal”. El verso 18 dice: El que en integridad camina, será salvo; Mas el de perversos caminos caerá en alguno”.  La confesión trae consigo “restauración y libertad., pues si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para  perdonarnos y limpiarnos de toda maldad” (1ra Juan 1:9).  




DESDE EL CORAZÓN