miércoles, 17 de mayo de 2017

LA BONDAD DEL TIEMPO

Si hay algo que goza de toda sabiduría es el tiempo.  El tiempo, que ha sido una provisión de Dios para el manejo de las cosas, es capaz de hacer que muchos momentos turbulentos puedan volver a un nivel de serenidad.  Es cierto que tenemos la capacidad de controlarlo  en cierta medida, pero también es cierto que en base a lo que sembramos, cosechamos.   Cuando hablamos de relaciones entre los seres humanos podemos decir que el tiempo es un factor determinante.  Puedes estar pasando por una situación de dificultad en la que todo esfuerzo realizado ha sido en vano y aquel sabio llamado "tiempo" se encarga tarde o temprano de colocar los procesos en  justa posición.

En una sociedad tan difícil como la que vivimos hoy donde todo es  acelerado y express, dejar que el tiempo actúe puede resultar incómodo.  Podríamos decir que no es de sabios dejar que algunas cosas se resuelvan con el tiempo, de hecho, no es parte de mi discurso cotidiano.  Creo que las cosas no se dejan al olvido, se resuelven.  Sin embargo, no podemos dejar de reconocer que en ciertas ocasiones habrá que dejar que el tiempo sea el que acomode los asuntos de la forma  que solo él  sabe hacerlo.

Puede que en alguna situación hayamos hecho lo que nos corresponde, que nuestra actitud haya sido la adecuada, nuestras bocas hayan diligenciado decir lo justo o lo conveniente sin obtener lo que esperábamos.  Pero es en momentos como esos en donde debemos descansar en el tiempo, porque puede no estemos del todo preparados para recibir lo que buscamos, tal vez porque hemos de requerir una mayor madurez para comprender, y es el tiempo precisamente que nos la provee.


 "...el corazón del sabio discierne el TIEMPO y el juicio".

 Eclesiastés 8:5 

lunes, 15 de mayo de 2017

EL COMPAÑERISMO COMO DISCIPULADO

Id, pues, y haced discípulos...
Mateo 28:19

¿Qué es hacer discípulos?   A la pregunta de "¿estás discipulando?" en automático contestamos: "bueno, estoy dando seguimiento a algunos".    Ese seguimiento se refiere a forzar a la persona a asistir a la iglesia y que  tome todos los cursos Y LISTO ¡Es un éxito si la persona lo hace!  Con el tiempo se convertirá en uno más de nosotros, pensamos.   Pero hacer discípulos va más allá de impartir una clase por semana y la Biblia nos deja varios ejemplos.  
Hacer un discípulo se trata de una relación mucho más estrecha y personal.   Más que un maestro y un alumno se trata de ser hermanos y amigos, por tanto el compañerismo es la esencia del discipulado.  Aquí radica el asunto:  queremos tener discípulos sin hacer compañerismo. Deseamos alumnos que llenen nuestros espacios vacíos en las iglesias y vivimos buscando estrategias para lograrlo.  Jesús deja el significado del compañerismo en su relación con sus discípulos basada en su relación  de confianza.  En Marcos 8:34-35 dice:  "Y llamando a la multitud y a sus discípulos.." lo que no deja ver una evidente separación entre la Multitud y "sus discípulos"  ¿Quienes eran esos discípulos?  Sus compañeros.

Hacer discípulos significa formar una relación de interés no solo para que alguien sea nuestro alumno.  El que discipula debe estar dispuesto a caminar con su aprendiz, debe escucharle, lavar sus pies las veces que sean necesarias, confirmar su ánimo (Hechos 14:22), exhortar, aconsejar, orar por él, alimentarlo si está hambriento espiritual y físicamente, pasar tiempo de calidad no solo en una clase, aclarar con mansedumbre y sin reproches las cosas que no entiende, ser fraterno y amable,   Es el ejemplo que Cristo mismo nos dejó.  Para discipular correctamente debemos negarnos nosotros primero y esto requiere tiempo y sacrificio no solo para abrir una clase semanal, sino para ser compañero, solidario y amigo.  Luego  con el tiempo su aprendiz se negará a sí mismo para convertirse en un verdadero discípulo. 


DESDE EL CORAZÓN