martes, 8 de diciembre de 2015

TAN SOLO UN VASO DE AGUA

Y cualquiera que dé de beber tan solo un vaso de agua fría a uno de 
estos pequeños porque es discípulo, de cierto les digo, 
de ninguna manera perderá su galardón.
Mateo 10:42 
  
Hay muchas acciones dignas de admirar.  En el mundo existen organizaciones que aportan recursos para niños discapacitados, enfermos de cáncer, para el avance en la educación, en fin, una gran cantidad de necesidades.  Sin embargo, hay una acción muy sencilla que el mismo Señor Jesucristo exalta como la más nobles de las acciones:  Un vaso de agua fría.


¿Cómo es que un vaso de agua fría puede ser tan importante para Dios?  Es algo simple, común, del día a día.  Pudiéramos decir que dar millones a una entidad que combate la desnutrición o la esclerosis debe ser más loable que dar un vaso de agua a  uno que tiene sed.


A veces pensamos que tenemos que hacer grandes obras para agradar a Dios y ayudar a los demás, pero son esas pequeñas obras las que nos muestran el amor y si realmente esos hijos de Dios que nos rodean son de valor y estima para nosotros.   Esto me recuerda al vaso de agua que le sirve la hermana diácono al pastor los domingos en la mañana antes de predicar, que a propósito, si esa hermana falta por cualquier causa es posible que nadie más se acuerde de llevárselo.   Un vaso de agua es cualquier cosa sencilla que damos a aquellos que dependen de la gracia divina del maestro y salvador, es el que se le brinda a quien no tiene que darle de  beber a su familia; una ofrenda de amor es un vaso de agua fría que trae refrigerio para aquellos que se encuentran en necesidad.  

   Hace unos días recibí una ofrenda de una familia que, aun en medio de su necesidad sacó ese vaso de agua fría para refrescar a mi familia.  Es probable que no podamos cubrir todas las necesidades de alguien, tal vez algún hermano en la fe o algún familiar, pero si tan solo le extendemos un vaso de agua fría y vemos su necesidad en medio de la nuestra, al menos estaremos siendo usados para calmar un poco de su sed y daremos refrigerio a su vida.  Es  seguro que quien hace esto de ninguna manera perderá su galardón, por cuanto  el Señor así lo ha dicho.   Sin esas acciones simples y sencillas todo sería diferente y por eso el Señor la exalta cual la acción más grande que se pudiera hacer en el mundo. 




miércoles, 2 de diciembre de 2015

Salmos 40

"Puso sus pies sobre peña y enderezó mis pasos,  puso luego en mi boca, nueva canción, alabanza a nuestro Dios" Salmos 40:2-3.

Cuando la adversidad nos pega fuerte, la necesidad nos embate, este es un Salmo maravilloso que otorga esperanza al desesperanzado, fuerzas al que no tiene ninguna y paz en el corazón.  La vida trae en ocasiones muchos inconvenientes de todo tipo:  económicos, de salud, deudas, relaciones, etc., pero hay un Dios que nos promete que si confiamos en él podremos salir de la prueba en la que nos encontramos, solo hay que tener paciencia que es lo que la mayoría de los seres humanos no poseemos.

El Salmo 40 cita que nuestro Dios nos hace sacar del lodo cenagoso, del pozo de la desesperación para poner nuestros pies sobre la peña que es Cristo.  Él es quien endereza nuestros pasos y cuando estamos abatidos cambia nuestro lamento por un cántico nuevo y ese cántico nuevo trae una esperanza nueva.  Bienaventurado el hombre que pone su confianza en Jehová y no mira a los soberbios.    Este Salmo me recuerda a la cita de Habacuc 3:17-19 que dice que aunque aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación, porque Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, yen mis alturas me hace andar.

¿Estás desesperado? ¿Te han rodeado males sin número?  ¿Tus propia necedad te han alcanzado y no puedes levantar la vista? ¿Se ha multiplicado tu angustia más que los cabellos de tu cabeza? Clama al Señor y enaltécelo, aún en medio de la dificultad.   Cualquiera que sea la razón de tu desesperación confía en el Señor, espera en él y estoy segura, más que segura que él se inclinará y escuchará tu clamor y mi clamor.  Él lo ha prometido y yo lo creo, que este mal no durará para siempre, sino que las misericordias de Jehová no serán retenidas.  Que su misericordia y su verdad nos guarden, amén.


DESDE EL CORAZÓN