Lecturas del día: Génesis 31 y 32
"Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en dos campamentos". (Gén.32:7).
A pesar de haber tenido un encuentro con Dios
en Betel, Jacob era un hombre de temor.
Tres veces se menciona que tuvo miedo.
El primero ya lo vimos y era un temor sano, reverente a la presencia de
Dios. Pero la Biblia menciona otras dos
manifestaciones de temor de Jacob.
La segunda manifestación se produce con Labán,
su tío, pues quería volverse a la tierra de su padre y formar tienda aparte,
pero temía a las artimañas de Labán y de sus engaños (Gén. 31:31). La tercera ocasión fue antes de salir al
encuentro de Esaú, su hermano (Gen.32).
A través de aquel sueño en Peniel, Dios le había
hecho una promesa (28:13-15). Al parecer
a Jacob se le había olvidado; ya era un hombre de cierta edad, habían pasado
muchos años luego de que salió de la casa de Isaac, su padre. Tuvo sus 11 hijos y había prosperado, claro que tuvo que
arreglárselas porque Labán era muy astuto y pretendía siempre engañarle. Así que Jacob decide formar tienda aparte con
su familia y huye de aquel lugar. (31:17-31).
Pero en en el camino, una vez más le salen encuentro
ángeles de Dios, por eso llamó al lugar “Mahanaim” que significa “Campamento de
Dios es este” (32:2). Algo interesante
es que donde quiera que Jacob se encontraba con Dios, erigía un altar o
cambiaba el nombre de lugar. Estaba consciente de que Dios era digno de recibir gloria y
adoración. Tenemos aquí un excelente hombre que
reconocía a Dios y que percibía su presencia,
pero había un ingrediente que lo intranquilizaba que venía a visitarle
por temporadas. Ese ingrediente era el
miedo.
Como quería volver a la casa de su padre con
toda su familia y bienes, mandó a sus
siervos a inspeccionar cómo andaban los ánimos con su
hermano. Consciente de que había dañado en algún sentido a Esaú, seguramente pensaba que este guardaba, aún después de tantos años, un rencor profundo hacia él, por tanto era
normal que tuviera miedo. “¿Qué va a
pasar, Esaú debe estar esperándome para matarme y acabar con mi familia”. Y más aún, el reporte de sus mensajeros no
era muy halagüeño: “Tu hermano viene al encuentro con 400 hombres”
(32:6). “¿Para qué tantos hombres? Seguramente se ha enterado de que voy en
camino y viene a vengarse. Es posible
que no me haya perdonado”. Pero algo extraordinario sucedió. En medio de ese miedo, Jacob comienza a
prepararse. ¿Nos preparamos nosotros a
pesar del miedo? ¿Cómo podemos
prepararnos ante circunstancias desfavorables de la vida que nos traen angustia
y temor?
Así que Jacob se preparó e hizo lo siguiente:
No.1 Clamó al Señor, al mismo Dios que se había encontrado en Peniel y en Mahanaim y que
había hecho pacto con él (32:9-11). Pidió a Dios que lo librara. No dijo: “Esaú está equivocado, eso sucedió
porque tenía que pasar, yo simplemente aproveché la coyuntura y me ayudé. Además fue mi madre que me dijo que lo
hiciera”. No se justificó ni tampoco se dispuso a pelear con su hermano. Por eso dividió el campamento en dos
diciendo, si hiere a uno, el otro podrá escapar (32:7-8). Jacob también reconoció su debilidad; dijo:
“Tengo miedo” e hizo una confesión de eso delante de Dios. ¿Reconocemos y
presentamos en oración a Dios cuál es nuestra debilidad?
No.2 Se acordó de la promesa. Jacob tenía miedo y en el tiempo del clamor recordó aquello que Dios le había prometido (32:12) “Y tú has dicho…”. Si Dios nos ha dado su palabra, nútrete de ella, clama a él y
en el tiempo del clamor esa palabra vendrá a ser de descanso a tu alma. Jacob sabía del poder de Dios y por eso tuvo
temor en Peniel y recordó entonces que tenía un aliado que podía ayudarle a
salir de esa situación. ¿Recordamos nosotros quién es nuestro aliado?
¿Con quién estoy contando yo en el tiempo de la prueba? Dice el Salmo: 50:15 “Invócame
en el día de la angustia; te libraré y tú me honrarás”, Pero además dice
que Jacob durmió aquella noche. Parece
que tenía días sin dormir, preocupado por el desenlace de ese encuentro. Pero luego del clamor y de acordarse de
la palabra del Señor, pudo descansar.
No.3 Restituyó y pagó un precio. Este temor de Jacob estaba muy relacionado a
la falta de perdón. Así que buscó la
manera de restituir el daño a su hermano Esaú con presentes. Jacob estaba
arrepentido, estaba triste porque tuvo que separarse de su casa en enemistad
con su hermano por muchos años”. Toda
acción trae una consecuencia, aun esta acción Dios la use luego para su gloria
y sus propósitos. Jacob fue y
preparó no uno, sino varios presentes para Esaú (V.19-20).
Buscaba por sobre todas las cosas ser perdonado. Este es un dato interesante. Ambos
tenían el mismo derecho. Ambos eran hijos de Isaac, no tenía él por qué hacerlo, pero pienso que Dios puso
esto en su corazón lo siguiente: “le hiciste mal, así
que restitúyelo”. Cuando hacemos mal a
alguien ¿Hasta qué punto estamos dispuestos a buscar el perdón de manera
insistente. Hasta qué punto estamos
dispuestos a resarcir o restituir ese daño? Y Jacob pensó: Voy a hacer todo esto,
quizás le seré acepto. Tal vez logre
que me perdone, tal vez él vea mi deseo.
El deseo no mostrado solo con palabras sino con hechos. No es solo decir: Hay hermanito mira, perdóname, yo sé que te engañé…, No. Fue un perdón solicitado con dotes, con
hechos tangibles.
¿Con
cuáles hechos muestro yo mi arrepentimiento? A mis padres, a mis hermanos, a mi esposa o esposo, a mis hijos, al vecino….. Si antes llegaba tarde a casa, digo que estoy arrepentido(a), pero llego más tarde; si antes no estudiaba ahora estudio menos; si
lo murmuré no he hecho nada para limpiar su honor; si le fui infiel, no he dado
frutos delante de él o ella, no le he reivindicado… ¿Cómo muestro yo al señor que me ha perdonado tanto que realmente estoy arrepentido(a)? ¿Estoy dispuesta a servirle con devoción y a dejarme usar por él?
Jacob entonces descansó de aquella angustia y dijo a Esaú: "Lo importante aquí, es que me he ganado tu confianza".
Jacob entonces descansó de aquella angustia y dijo a Esaú: "Lo importante aquí, es que me he ganado tu confianza".
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