martes, 2 de junio de 2020



Tenía solo 14 años

Lectura del día: Job 1
« En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios
despropósito alguno».
Job 1:22

Teidy Alexandra creció siendo una niña muy alegre.  Tranquila, pero como toda adolescente disfrutaba la vida conforme a su edad.  Muy aplicada y sumamente amada por sus padres, sobre todo por ser su única hija.    El  4 de mayo del 2020  había festejado por video llamada junto a toda la familia el cumpleaños No.76 de su abuela paterna, esto debido a la pandemia por Covid 19 en la que todas las familias se veían obligadas a permanecer separadas por la cuarentena.  Aun así, en esa transmisión no faltaron las risas y la celebración.  Cuatro días más tarde, Teidy comenzó a sentir fuertes dolores de cabeza que hacían pensar que podía estar infectada por el virus, aunque ¿cómo? si nadie había salido de casa.  En esa semana, la niña comenzó a empeorar y hubo que ingresarla  en el hospital.   Criada en un ambiente de vida cristiana, Teidy permanecía con su confianza puesta en Dios, y a pesar de los fuertes dolores que estaba padeciendo, no cesaba de cantar y adorar a Dios hasta donde se lo permitía su voz; como podía,  recordaba a su madre que la voluntad de Dios siempre será perfecta. 
Teidy era mi sobrina.  Tenía solo 14 años, una niña sana a la que cada año se le practicaban todas las evaluaciones preventivas de salud, y en tan solo cinco días de proceso la vimos partir, no por Covid 19, sino porque un tumor cerebral estaba arropando su cabecita sin que nadie percibiera algún síntoma, ni si quiera ella misma.
Ver partir repentinamente a un ser amado es muy doloroso, mas tratándose de una niña con toda una vida por delante, con sueños y metas para llevar a cabo.  Mi hermano, su padre, había perdido su única hija.  Su madre, mi hermana en la fe y amiga por años, perdía a su única hija.  Mi hija menor, compartía con su prima la misma escuela, la misma aula y muchos gustos similares.  Había perdido una hermana con la que pretendía festejar sus 15 años, pues tenían la misma edad. 
La partida de mi sobrina produjo  un fuerte impacto, pero más fuerte fue el impacto que causó en las personas la actitud de ambos padres, ante tan insustituible pérdida: “Jehová dio, Jehová quitó, sea el nombre del Señor bendito”. 
Perder un hijo debe ser lo más difícil de superar, pero poner la confianza plena y absoluta en Dios es lo único que puede devolver paz y tranquilidad a aquellos que sufren una situación de tal magnitud.  Durante esos días mis hermanos pudieron ver cómo Dios preparó a mi sobrina para llevarla de este mundo, y agradecieron a Dios por esos 14 años, por el testimonio de vida que dejó en medio de sus amigos y compañeros.  Teidy era una gran evangelizadora, no dejaba pasar una amistad sin hablar de Cristo, y esto porque sus padres le enseñaron a amar a Dios desde muy temprana edad.  Haber descubierto esta enfermedad con años anteriores quizás no le hubiese permitido tener la vida plena que llevó, una vida completamente libre.  Solo Dios sabe el proceso que a cada familia le corresponde vivir, pero culpar a Dios no es la mejor respuesta ante el dolor o la tristeza.  Confiar en Dios y agradecer sí lo es.  La gratitud es lo mejor que podemos intentar producir en nuestras vidas, porque lo que hoy es una dura prueba, mañana puede ser un testimonio para fortalecer y ayudar a otros.  Como vimos en la lectura de hoy,  Job ante tanta calamidad no pecó ni atribuyó a Dios despropósito alguno.  Si no fuera por esa fe y confianza en Dios, lo más probable es que estos padres no pudiesen sobrellevar tan inmensurable dolor, pero la gracia infinita de Dios y su amor, su paz que sobrepasa todo entendimiento humano está al alcance para aquellos que la piden.






4 comentarios:

Unknown dijo...

Pastora, que interesante reflexión..
Me conmueve porque perdí a mi madre por un tumor, un proceso muy difícil, me ha costado asimilar que ella no está pues era mi cómplice...
Dios nos concedió fuerzas y en el momento de su partida cantamos y se despidió de esta tierra adorando al creador.
Sus palabras me llenan de aliento,
Me dan fuerzas, son palabras de sabiduría.
Un abrazo.
La quiero.

Leyren dijo...

Dios es bueno, me quedo sin palabras.
Solo podemos decir que Dios tiene el control.

Haidee dijo...

Muy trusted e impactante y sobre todo sorprendente ver la aptitud y la obecia frente a Dios de lo ocurrido.

Unknown dijo...

Gloria a Dios, ejemplo para todos
Nuestra confianza en Abba Padre,un abrazo a la familia..es muy reciente...Dios es bueno

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