martes, 17 de junio de 2014

PIDA PERDÓN



Así que procuremos lo que contribuye a la paz y a la edificación mutua.
Romanos 14:19

Hay una famosa dinámica de reflexión que consiste en tomar un papel y estrujarlo en las manos para luego tratar de dejarlo en la condición que se encontraba inicialmente. Obviamente, el papel nunca llega a ponerse como estaba; por más que se extienda o se planche, quedará con todas las marcas que se le ha impregnado.
Herir a las personas es algo muy similar.  Cuando llegan momentos de cólera o de incomodidad, lanzamos toda clase de palabras hirientes.  Los estrujamos y los arrugamos a tal punto que dejamos marcas en sus corazones que aún arrepintiéndonos no son fáciles de borrar. 
Pedir perdón es algo que la mayoría de las personas les cuesta hacer, sobre todo si ha tenido la razón.  Sin embargo, una persona que pide perdón está demostrando que posee un gran carácter.  Si observamos los camiones que recogen la basura, nos daremos cuenta que generalmente dejan pequeños restos en la calle.  La reacción que tenemos es de querer que los empleados se devuelvan a recoger todo lo que han dejado tirado, a pesar de que hacen el intento de recolectar los desperdicios.  Pedir perdón es exactamente eso, devolverse ante aquellos que hemos herido para recoger basura por basura, desperdicio por desperdicio.  Solo así, estaremos dejando el corazón del ofendido lo más limpio posible.
Decida hoy mismo ir a pedir perdón.  Pídalo tantas veces sea necesario.  Usted puede hacer de la crisis algo para mejorar si la encamina por el sendero correcto.  No se defienda porque hacerlo reanima aún más la ofensa. Haga el hábito de disculparse aunque tenga la razón.  No pida una simple disculpa informal como suele hacer la mayoría, distíngase por  ser una persona que aprecia la relación que tiene con los demás.  Una persona que se considere valiente y de carácter debe aprender a pedir perdón, pues esto le hará ver a la persona ofendida cuán importante es para usted.  Póngase en el lugar del otro y acérquese para que pueda sentir lo que siente.  La mayoría de los hombres y mujeres de éxito que conocemos a través de la historia, se caracterizaron por pedir perdón y perdonar en su momento.  

sábado, 7 de junio de 2014

AL QUE MADRUGA DIOS LO AYUDA


Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir?
¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
Proverbios 6:9
Si hay un hábito que tienen los verdaderos hombres y mujeres de progreso es:  madrugar.  Sin duda alguna que madrugar ayuda a organizar el pensamiento y aumenta la productividad. Madrugar, es también una evidencia de que  amamos a Dios, por cuanto decidimos tomar las primeras horas del día para darle gracias y alabarle por todas sus obras.  El rey David decía:  “Dios mío, de madrugada te buscaré”, y Dios mismo es un madrugador per se, fíjese que hasta la resurrección fue en horas de la madrugada.
Madrugar, es además, una evidencia de diligencia, pues el que no se levanta temprano es simplemente un perezoso; es evidencia de que somos personas con voluntad de trabajo y de pensamiento progresista. Esta una acción que podría resultar muy molesta durante los primeros diez días, pero una vez logre rebasarlos y persista en el hábito, se dará cuenta de cuán satisfactorio es y de los resultados que puede lograr al comenzar las tareas más temprano.  Si usted es de los que dice:  el tiempo no me alcanza,  quiere decir que debe levantarse mucho más temprano. Todo aquel que quiere recibir lo que Dios le ha prometido debe madrugar.  Generalmente debo madrugar por la obligación de llevar  mis hijas al colegio, sin embargo, en este tiempo de vacaciones, tengo un llamado a seguirlo haciendo.   
Programe una alarma que tenga un buen sonido para despertarle, no quite la alarma solo porque estamos en temporada de vacaciones.  Para levantarse temprano  es aconsejable acostarse lo más temprano que pueda (Esta sí que es mi lucha).  Levantarse temprano le permitirá tener una comunión con Dios descansada y sin prisa, ya que debido a la prisa muchos creyentes hemos resuelto el día delante de Dios con una fugaz oración de 5 minutos y particularmente no creo que Dios merezca eso de nosotros; también le permitirá desayunar con tranquilidad, tomarse un café al lado de un ser amado y conversar un rato, hacer ejercicios o salir a caminar, organizar su agenda y sus actividades, dar las directrices que debe dejar en su casa con calma y le evitará tener que ahogarse en el pesado tráfico de la mañana. 
Inculque a sus hijos el hábito de levantarse temprano.  Ahora que están de vacaciones, déjelos que duerman lo suficiente, pero no le permita que duerman más allá de lo necesario, porque  es un muy mal hábito y luego le dará mucho trabajo despertarlos cuando vuelva la temporada escolar.  He sabido de madres que levantan a sus hijos mayores de edad para ir a trabajar, algo que se debió haber logrado cuando aun están pequeños.  Cuando el cuerpo se acostumbra a levantarse temprano, aunque usted no ponga el despertador el mismo reloj biológico le levanta de la cama porque ya tiene un hábito. 
Por cierto, el refrán: “Al que madruga, Dios lo ayuda”, no se encuentra literalmente en la Biblia, aunque sí toda la Palabra de Dios da evidencias claras de que este popular refrán  es una innegable realidad.

DESDE EL CORAZÓN