Lectura: Génesis 18
«Por eso, Sara se rió y pensó: «¿Acaso voy a tener placer, ahora que estoy ya consumida y mi esposo es tan viejo?» Pero el Señor le dijo a Abraham: —¿Por qué se ríe Sara? ¿No cree que podrá tener un hjo en su vejez? ¿A caso hay algo imposible para el Señor?». Génesis 18: 12-14.
Abraham se encontraba junto al encinar de Manré cuando alzó la vista y vió a tres hombres de pié cerca de él. Abraham no se queda sentado en la sombra de su carpa, sino que sale al encuentro de los tres hombres invitándoles a posar en su hacienda, proponiendo además que coman y descansen. Abrahan ofreció todo lo necesario para hacerles sentir bienvenidos. Es interesante que aunque eran tres, al referirse a ellos el calificativo que utiliza para dirigirse es en singular, no en plural, así que dice: "Mi Señor, si este servidor suyo cuenta con SU favor..." en el verso 3, luego continúa la conversación con tres. Al preguntar ellos por Sara en el verso 9, también se expresan como si uno solo estuviera preguntando: «¿Dónde está Sara tu esposa?». Uno de ellos le comunica las buenas nuevas a Abraham acerca del hijo que Sara tendría al pasar de un año. Sara que estaba escuchando detrás de la puerta se echó a reir, pues decía dentro de sí: «¿A caso voy a tener este placer, ahora que ya estoy consumida...?». Entonces EL SEÑOR, le declaró a Abraham lo que Sara pensaba dentro de sí. Obviamente, como Sara estaba detrás de la puerta escuchando, de seguro escuchó lo que el Señor reclamaba ante Abraham acerca de sus dudas. En lo delante viene la declaración más fabulosa que podemos ver: «¿A caso hay algo imposible para el SEÑOR?». (Verso 14).
El Señor mismo había visitado a Abraham, pero no estaba solo, sino que apareció ante el Patriarca como la misma TRINIDAD. Lo sé porque eran tres visitantes, a los cuales Abraham les hablaba como si fuera uno solo, además de la pregunta que como uno se le hizo al procurar a Sara. Ciertamente a través de este pasaje, Dios declara lo que Jesús dijo acerca de sí mismo en San Juan 10:30, de que el Padre y él son uno solo. Pero además de la fabulosa revelación de un Dios trino, el pasaje nos edifica acerca de una actitud que no solo Sara ha tomado frente a una determinada circunstancia de su vida (Su esterilidad) sino que muchas veces, nosotros mismos pensamos igualmente: ¿A caso puedo yo fructificar estando tan desgastado? ¿A caso puedo yo obtener alguna bendición o placer? Podemos decir: No puedo hacerlo, estoy cansada, desgastada, vieja o simplemente no creo que pueda suceder.
Yo veo un hijo como sinónimo de Fruto. Hijo es también sinónimo de bendición y Dios nos llama a que demos frutos, buenos frutos (S.Juan 15:8) El Salmo 127 los compara como una recompensa. En la vida, nos hemos reído muchas veces, al igual que Sara, con una risa de incredulidad, pero Dios quiere que sepamos que no hay esterilidad para él, ni de hijos ni de frutos ni de bendiciones. Te animo a poner todo aquello que crees es esteril en tu vida en las manos de aquel que nada le es imposible hacer. Estoy completamente segura que Dios obrará según su gran poder y voluntad. Dios te bendiga.